La Residencia de Estudiantes.

No puede enterderse el arte y la cultura española de principios del XX sin la Residencia de Estudiantes. En el 2010 ha cumplido cien años, y sigue funcionando tras un paréntesis de unos años.
En 2010 se cumplen los cien años de la fundación de la Residencia de Estudiantes. Una institución creada por los más destacados intelectuales y científicos españoles con el fin de revolucionar la enseñanza en el país. Se trataba de aplicar métodos que garatizaran el laicismo y el rechazo de los dogmas. Dalí, Buñuel y Lorca son los más conocidos de sus alumnos. Pero hay que recordar a grandes científicos, como Severo Ochoa, Juan Negrín, Blas Cabrera como hombres relacionados con la Residencia, muy ligada al Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Tras la guerra, la Residencia pasó a dormir un largo sueño, del que la despertaron un puñado de intelectuales en los primeros años 80. Hoy, la Residencia ha resurgido y pretende jugar un nuevo papel en la España democrática. Para dar una idea cuantitativa y cualitativa de su importancia basta decir que, excepto Camilo José Cela, todos los Premios Nobel españoles han estado ligados a la institución.







Cena de padres.

El pasado mes celebramos la fiesta en la que nuestros alumnos, actuaban de camareros.
El motivo era servir a nuestros padres. Todos los camareros  sirvieron con celeridad, esmero, la atención fue estupenda, pero... ¿dudas? ...  ¿qué no te lo crees?
Pués solamente observa y saca tus conclusiones. 



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La Edad Media

Los hechos más importantes de la Edad Media en España son los que te pongo a continuación.





La Edad Media comienza con la caída de Roma en el 476. Los pueblos bárbaros, derrotan al último emperador romano, Rómulo Augústulo. Termina con el descubrimiento de Ámerica, por Cristobal Colón, en 1492. Se puede considerar también el fin del la edad Media, la caida de Constantinopla, Bizancio, 1453, en poder de los turcos. También podemos considerar el fin de esta edad, cuándo Gutenberg inventa la imprenta.


Los pueblos germanos fundaron reinos en las diferentes provincias del Imperio. Los Francos se establecieron en la Galia y fundaron el reino Franco. Los Visigodos entraron en Hispania, expulsaron a los Vándalos y sometieron a los Alanos y Suevos. Establecieron su capital en Toledo.
 Los visigodos harán su aparición en la historia de España a principios del siglo V, momento en que firman una alianza con Roma, comprometiéndose a expulsar de España a los otros pueblos germanos que se habían introducido en ella. A cambio, se les permitirá gobernar España y el sur de Francia en nombre de Roma. La verdad es que el número de visigodos que entraron en España fue muy reducido, con una población no superior a los 200.000, mientras que la población de origen hispano-romana se encontraría entorno a los 4-5 millones. Además, la mayoría de la población visigoda vivía en el sur de Francia, para posteriormente trasladarse al interior de España, escogiendo preferentemente como alojamiento parte de la actual Castilla y León y Aragón. Crea su capital en Toledo.
No será hasta el siglo VI cuando los monarcas visigodos permitan los matrimonios mixtos entre hispano-romanos y visigodos. Esta fusión se verá frenada con la invasión musulmana del siglo VIII.
 Aunque los visigodos tenían un aporte germanico muy escaso no se puede considerar que fuese pueblo germano. La lengua que hablamos en la actualidad, el español, deriva del latín y no del germano, además fueron los visigodos los que adoptaron la religión de los hispano-romanos (el catolicismo) y por último, desde el punto de vista étnico en España predominan los caracteres mediterráneos y no los germánicos.
 A pesar de todo, en nuestro vocabulario han quedado muchas palabras de origen germánico, lo cual se rastrea sobre todo en los nombres. Para concluir hay que afirmar que con la llegada de los visigodos a España se produce una romanización de ellos.
 Los reyes visigodos mas importantes fueron: Teodorico (418-451) Leovigildo (572-586) Recaredo(586-601) Recesvinto (653-672) Rodrigo (710-711).
 En el siglo VIII se produjo la invasión musulmana.

Todos los nuevos pueblos se convirtieron al cristianismo. El Papa era la máxima autoridad religiosa de todos los cristianos, se estableció en Roma y ejerció una gran influencia entre todos los cristianos.
Mientras tanto, en el Imperio Romano de Oriente, en Bizancio, la religión era la cristiana ortodoxa.


La España musulmana.


En el siglo VIII se produjo la invasión musulmana. Un ejercito musulmán procedente del norte de África acudió a la Península para ayudar a los miembros de la nobleza visigoda que estaban enfrentados con su rey. Pero los musulmanes terminaron venciendo a los visigodos y, poco a poco, conquistaron casi todo el territorio. El nuevo reino musulmán se llamó al – Andalus tenía su capital en Córdoba. Al-Andalus se convirtió muy pronto en uno de los estados más prósperos del mundo musulmán y Córdoba llegó
a ser la ciudad más importante de Europa.Durante varios siglos, el territorio andaluz estuvo bajo el dominio musulmán. Los musulmanes apenas penetraron en las zonas montañosas del norte. Con el paso del tiempo, la población cristiana que se refugió allí fue creando sus propios reinos independientes del poder musulmán. Así surgieron los reinos de Navarra, León, Castilla y Aragón. Los reinos cristianos fueron conquistando territorios de al-Andalus y se extendieron lentamente hacia el sur.



La religión de los musulmanes es el Islam.  Entre los deberes de los creyentes destacan: la oración cinco veces al día, el ayuno en el mes del ramadán, la limosna a los necesitados, la peregrinación a la ciudad santa de la Meca y el testimonio de su fe en Alá y en su profeta Mahoma.
 El Califa era la máxima autoridad política y religiosa: dirigía el gobierno y el ejército, y era además el juez supremo.
La sociedad musulmana contaba con una clase rica y poderosa formada por pocas personas. La mayoría de la población se dedicaba a la artesanía, al comercio, a la agricultura o a la ganadería. Los musulmanes convivieron con los cristianos que permanecieron en los territorios conquistados.

Impulsaron la vida en las ciudades. En ellas vivía la clase social más elevada, además de los artesanos y mercaderes. Estaban rodeados de murallas y el gobernador residía en el alcázar, que era un palacio fortificado. Las ciudades eran un laberinto de callejuelas estrechas, en cuyo centro se encontraba el zoco o mercado y la mezquita o lugar de oración. A su alrededor se agrupaban los artesanos, ocupando calles enteras. En sus talleres trabajaban el cuero, el marfil, los tejidos, el oro y la alfarería.
En el campo desarrollaron técnicas de regadío y cultivaron plantas que habían traído de Oriente. Tenían sus huertas en las tierras fértiles, junto a los ríos, mientras que dejaban las tierras secas para que pastaran las ovejas.
En las principales ciudades de al-Andalus, y especialmente en Córdoba, su capital, hubo un gran desarrollo cultural y artístico. Esto se debió a la aportación de filósofos, médicos y artistas llegados del mundo islámico y, también, de grandes sabios nacidos en al-Andalus, como Averroes o Maimonides.
En al-Andalus, se construyeron edificios de gran belleza, como la Mezquita de Córdoba, la Giralda de Sevilla, las alcazabas de Málaga, Jaén y Almería y otros muchos castillos y fortalezas.




La Sociedad Medieval.

Estaba basada en base a un sistema feudal (entrega de bienes a cambio de servicios). La persona con potestad de entregar tierras era el Rey. Los nobles y los obispos a cambio les ofrecían su ayuda con soldados y tributos en tiempo de guerra.
Estos nobles, generalmente los más importantes , juraban fidelidad al Rey, en un acto llamado homenaje, en el que el noble se arrodillaba ante el Rey, y a raiz del cual se convertía en vasallo (servidor del rey). Estos a su vez hacían lo mismo con otros nobles más inferiores o caballeros, repartiendo de nuevo la tierra, que se convertían en vasallos suyos.
  
En el escalón más bajo se encontraban los campesinos que trabajaban la tierra y estaban unidos a ella (siervos de la gleba), con pocos derechos y escasas propiedades. Según las leyes medievales, un campesino era dueño de sí mismo, pero todo lo que poseía incluida la comida pertenecía al señor del feudo. Estaban obligados a trabajar para su señor. Los hogares medievales no tenían que ver nada con lo que conocemos hoy. El campesino pasaba la mayor parte de la jornada fuera de su casa. Éstas tenían muchas corrientes de 

aire y poca luz. Las ventanas, eran muy pequeñas,  no tenían cristales.  Para alumbrarse, untaban un palo en manteca, y esto ardía como una vela. Por la escasa iluminación las actividades nocturnas eran muy escasas. 
Las casas de los nobles, palacios y castillos eran más complicadas. Todas tenían un recinto privado para la familia: el aposento. Los suelos se cubrían con baldosas y adornaban los muros con tapices. en las horas nocturnas se solían realizar fiestas, que se extendían a toda la sociedad como el 24 de diciembre, o la noche de los difuntos.

Los incendios eran práctica habitual en el mundo medieval. Se propagaba rápidamente por la utilización de la madera en la construcción de las edificaciones. Un descuido podía causar una catástrofe. El fuego también se utilizaba como arma en la guerra.





Los castillos son las construcciones más emblemáticas del feudalismo. Eran construidos por los nobles para dar protección o para proporcionar una base segura desde la que pudieran operar las fuerzas militares del lugar. Funcionaba como base de operaciones para soldados profesionales, sobre todo de la caballería, que controlaba el campo circundante.
La ocupación o la defensa de los castillos era una práctica militar habitual a finales de la Edad Media, debido a la proliferación de los castillos y de las ciudades fortificadas y a su importancia estratégica. Aunque una pequeña fuerza podía defender un castillo, hacía falta un importante contingente para ocuparlo. El atacante tenía que tener un ejército lo suficientemente grande y preparado como para poder controlar el campo que rodeaba el castillo, rechazar a cualquier tropa de auxilio y asaltar directamente la fortaleza, o al menos mantener un cerco estrecho.
Al acercarse un ejército al castillo, los lugareños normalmente se refugiaban en el interior llevando con ellos cualquier objeto de valor, sobre todo comida y armas. Sin embargo, si se esperaba que el asedio fuera muy largo, se podía rehusar la entrada a los campesinos que no pudieran luchar para así conservar los alimentos. En caso de que las negociaciones fracasaran, los atacantes sopesaban cuidadosamente la posibilidad de asaltar la fortaleza. Si se repelía un asalto rápido o se consideraba demasiado arriesgado, los atacantes impedían la salida del castillo y comenzaban el asedio.
Concebidos en la Alta Edad Media como fortalezas para defenderse de los posibles invasores, los castillos se convirtieron en el centro del poder señorial durante la época de apogeo del feudalismo.
En este sentido, la vida en el interior de un castillo medieval era un fiel reflejo de la sociedad de la época, en cuyo escalón más alto se situaba la nobleza. 


La torre del homenaje era un pequeño castillo situado a menudo dentro del grande. Era un edificio fortificado que a veces servía como residencia para el señor. Si los muros exteriores caían, los defensores podían retirarse a la torre del homenaje para la defensa final.

Las murallas de piedra estaban hechas a prueba de fuego y protegidas contra las flechas y otros proyectiles. Un enemigo no podía trepar por las paredes verticales sin el equipo apropiado, como escaleras o torres de asalto. Los defensores ubicados encima de las murallas podían derribarlos o arrojarles objetos. Los atacantes estaban totalmente al descubierto y debían disparar hacia arriba, lo que era una gran desventaja respecto de los defensores, que estaban muy protegidos y disparaban hacia abajo. La fortaleza y el valor de protección ofrecido por las murallas de los castillos se aumentaba, cuando era posible, construyéndolas sobre riscos u otras elevaciones.






 
La Iglesia tenía también propiedades de tierras, que se organizaron en torno a monasterios.  en un principio, unos cuantos cristianos se retiraron a vivir como ermitaños.  Éstos hombres, a su vez, inspiraron a los clérigos a relizar voto de pobreza y a seguir las enseñanzas de Jesucristo.

Muchos de estos clérigos formaron nuevas comunidades de religiosos afines que recibieron el nombre de monasterios. El Papa Gregorio alentó la construcción de monasterios por toda la Europa cristiana.

Apartir del siglo XII, y debido a la prosperidad de la época, se desarrollaron las artes, especialmente la arquitectura. La catedral se convirtió en el símbolo permanente de la arquitectura de la Edad Media. Se erigieron magníficos templos en agradecimiento a Dios por las bendiciones otorgadas a su pueblo. Las ciudades competían por tener la más bella catedral con las agujas más altas apuntando al cielo. La mayor inversión de capital durante el periodo, toda una fortuna, se destinó a la construcción de catedrales, cuyas obras tardaban más de un siglo en concluir. El material predominante en la construcción de las catedrales era la piedra, que minimizaba el peligro de incendios. Las nuevas tecnologías hicieron posible la construcción de grandes catedrales con grandes vidrieras y altas agujas.



Las armas empleadas en los torneos medievales eran las siguientes:
 
Mazas.

Hachas
Caballero.
Espada.
Espada.
Lanza.


En la Edad Media, los torneos eran combates a caballo entre caballeros armados con lanzas que se enfrentaban a lo largo de diferentes rondas: los torneos medievales gozaron de gran aceptación entre el público.Los que adquirieron mayor fama fueron las fiestas populares en las que se enfrentaban caballeros con armas pesadas, que se denominaron "armas corteses" pues simulaban al armamento de combate habitual. Se celebraban en grandes solemnidades y servían fundamentalmente como adiestramiento de la clase militar, para solucionar querellas de toda índole entre los nobles y sobre todo como medio de distracción de los participantes y del público asistente.

Solían convocarse en los alrededores de los castillos, en los cuales se habilitaba un gran óvalo cercado en el que trascurría la liza, y se construían unas gradas para el público asistente, que se decoraban con elegancia y lujo, pues solían ocuparlas altos cargos de la jerarquía nobiliaria, emperadores y reyes. Para el pueblo llano se construían también gradas, pero sin la decoración y el lujo de las anteriores. Los pueblos y villas de los alrededores se engalanaban para la ocasión, pues debían ofrecer alojamiento a los ilustres participantes.
El torneo se iniciaba con un combate entre dos participantes a caballo, los cuales se lanzaban de frente y de manera que al cruzarse las lanzas lo hiciesen por el lado izquierdo de ambos. Después de varios pases, el vencedor era el que había roto más lanzas contra su adversario. En numerosas ocasiones se producía el choque de los caballos, lo que entrañaba un serio riesgo, tanto para los jinetes como para las monturas. Por ello, se procedió a separar el campo con una valla de forma que cada jinete cabalgaba por uno de los lados de la misma.


Tras esta lucha a caballo, se iniciaba la confrontación a pie para la que se utilizaban las mazas y espadas romas. La última parte del espectáculo consistía en una lucha masiva a caballo, para la cual se dividía a los participantes en dos grupos que luchaban hasta que el rey de armas daba la señal de detenerse.
A pesar de que las armas que se empleaban estaban especialmente realizadas para no causar daños, era muy frecuente que éstos se produjesen; en numerosas ocasiones llegaba a perecer alguno de los caballeros participantes. Por este motivo, tanto la Iglesia como las distintos países tomaron cartas en el asunto, y aunque no llegaron a prohibirlos, trataron de conseguir el juramento de los participantes 



de que tan sólo irían a estos festejos con el fin de adiestrarse militarmente.
Los caballeros participantes en los torneos contaban con diversos alicientes, entre ellos el conseguir renombre y fama entre sus iguales y desde luego el conseguir el premio característico de estas fiestas, el regalo que al ganador le otorgaba la dama por la cual luchaba y que solía consistir en una prenda o joya que ésta le regalaba. Los torneos finalizaban con un gran banquete en honor de los vencedores, en el cual las damas escanciaban el vino a los victoriosos héroes. Pero las hazañas de éstos no acababan aquí, pues los trovadores cantaban sus gestas de castillo en castillo, convirtiéndoles así en personajes legendarios. 



Actividades.



La edad Media en España.

Los Visigodos.

al- Andalus SM.

al -Andalus.

Los reinos cristianos.



Cuestionario de preguntas y respuestas de la editorial Anaya. Pincha AQUÍ

Mapas de la Edad Media.