Los hechos más importantes de la Edad Media en España son los que te pongo a continuación.
La Edad Media comienza con la caída de Roma en el 476. Los pueblos bárbaros, derrotan al último emperador romano, Rómulo Augústulo. Termina con el descubrimiento de Ámerica, por Cristobal Colón, en 1492. Se puede considerar también el fin del la edad Media, la caida de Constantinopla, Bizancio, 1453, en poder de los turcos. También podemos considerar el fin de esta edad, cuándo Gutenberg inventa la imprenta.
Los pueblos germanos fundaron reinos en las diferentes provincias del Imperio. Los Francos se establecieron en la Galia y fundaron el reino Franco. Los Visigodos entraron en Hispania, expulsaron a los Vándalos y sometieron a los Alanos y Suevos. Establecieron su capital en Toledo.
Los visigodos harán su aparición
en la historia de España a principios del siglo V, momento en que
firman una alianza con Roma, comprometiéndose a expulsar de España
a los otros pueblos germanos que se habían introducido en ella.
A cambio, se les permitirá gobernar España y el sur de Francia
en nombre de Roma. La verdad es que el número de visigodos
que entraron en España fue muy reducido, con una población no
superior a los 200.000, mientras que la población de origen hispano-romana
se encontraría entorno a los 4-5 millones. Además, la mayoría
de la población visigoda vivía en el sur de Francia, para
posteriormente trasladarse al interior de España, escogiendo preferentemente
como alojamiento parte de la actual Castilla y León y Aragón.
Crea su capital en Toledo.
No será hasta el siglo VI cuando los
monarcas visigodos permitan los matrimonios mixtos entre hispano-romanos
y visigodos. Esta fusión se verá frenada con la invasión
musulmana del siglo VIII.
Aunque los visigodos tenían un aporte
germanico muy escaso no se puede considerar que fuese pueblo germano.
La lengua que hablamos en la actualidad, el español, deriva del
latín y no del germano, además fueron los visigodos los
que adoptaron la religión de los hispano-romanos (el catolicismo)
y por último, desde el punto de vista étnico en España
predominan los caracteres mediterráneos y no los germánicos.
A pesar de todo, en nuestro vocabulario han
quedado muchas palabras de origen germánico, lo cual se rastrea
sobre todo en los nombres. Para concluir hay que afirmar que con la llegada
de los visigodos a España se produce una romanización
de ellos.
Los reyes visigodos mas importantes fueron:
Teodorico (418-451) Leovigildo (572-586) Recaredo(586-601) Recesvinto
(653-672) Rodrigo (710-711).
En el siglo VIII se produjo la invasión
musulmana.
Todos los nuevos pueblos se convirtieron al cristianismo. El Papa era la máxima autoridad religiosa de todos los cristianos, se estableció en Roma y ejerció una gran influencia entre todos los cristianos.
Mientras tanto, en el Imperio Romano de Oriente, en Bizancio, la religión era la cristiana ortodoxa.
La España musulmana.
En el siglo VIII se produjo la invasión musulmana. Un
ejercito musulmán procedente del norte de África acudió a la Península para
ayudar a los miembros de la nobleza visigoda que estaban enfrentados con su
rey. Pero los musulmanes terminaron venciendo a los visigodos y, poco a poco,
conquistaron casi todo el territorio. El nuevo reino musulmán se llamó al –
Andalus tenía su capital en Córdoba. Al-Andalus se convirtió muy pronto en uno
de los estados más prósperos del mundo musulmán y Córdoba llegó
a ser la ciudad
más importante de Europa.Durante varios siglos, el territorio andaluz estuvo
bajo el dominio musulmán. Los musulmanes apenas penetraron en las zonas
montañosas del norte. Con el paso del tiempo, la población cristiana que se
refugió allí fue creando sus propios reinos independientes del poder musulmán.
Así surgieron los reinos de Navarra, León, Castilla y Aragón. Los reinos
cristianos fueron conquistando territorios de al-Andalus y se extendieron
lentamente hacia el sur.
La religión de los musulmanes es el Islam. Entre los deberes de los creyentes
destacan: la oración cinco veces al día, el ayuno en el mes del ramadán, la
limosna a los necesitados, la peregrinación a la ciudad santa de la Meca y el
testimonio de su fe en Alá
y en su profeta Mahoma.
El Califa
era la máxima autoridad política y religiosa: dirigía el gobierno y el
ejército, y era además el juez supremo.
La sociedad musulmana contaba con una clase rica y poderosa formada por pocas
personas. La mayoría de la población se dedicaba a la artesanía, al comercio, a
la agricultura o a la ganadería. Los musulmanes convivieron con los cristianos
que permanecieron en los territorios conquistados.
Impulsaron la vida en las ciudades. En ellas vivía la clase social más elevada,
además de los artesanos
y mercaderes.
Estaban rodeados de murallas y el gobernador residía en el alcázar,
que era un palacio fortificado. Las ciudades eran un laberinto de callejuelas
estrechas, en cuyo centro se encontraba el zoco o mercado y la mezquita o lugar de oración. A su alrededor se
agrupaban los artesanos, ocupando calles enteras. En sus talleres trabajaban el
cuero, el marfil, los tejidos, el oro y la alfarería.
En el campo desarrollaron técnicas de regadío y cultivaron plantas que habían
traído de Oriente. Tenían sus huertas en las tierras fértiles, junto a los
ríos, mientras que dejaban las tierras secas para que pastaran las ovejas.
En las principales ciudades de al-Andalus, y especialmente en Córdoba, su
capital, hubo un gran desarrollo cultural y artístico. Esto se debió a la
aportación de filósofos, médicos y artistas llegados del mundo islámico y,
también, de grandes sabios nacidos en al-Andalus, como Averroes o Maimonides.
En al-Andalus, se construyeron edificios de gran belleza, como la Mezquita de
Córdoba, la Giralda de Sevilla, las alcazabas de Málaga, Jaén y Almería y otros
muchos castillos y fortalezas.
La Sociedad Medieval.
Estaba basada en base a un sistema feudal (entrega de bienes a cambio de servicios). La persona con potestad de entregar tierras era el Rey. Los nobles y los obispos a cambio les ofrecían su ayuda con soldados y tributos en tiempo de guerra.
Estos nobles, generalmente los más importantes , juraban fidelidad al Rey, en un acto llamado homenaje, en el que el noble se arrodillaba ante el Rey, y a raiz del cual se convertía en vasallo (servidor del rey). Estos a su vez hacían lo mismo con otros nobles más inferiores o caballeros, repartiendo de nuevo la tierra, que se convertían en vasallos suyos.
En el escalón más bajo se encontraban los campesinos que trabajaban la tierra y estaban unidos a ella (siervos de la gleba), con pocos derechos y escasas propiedades. Según las leyes medievales, un campesino era dueño de sí mismo, pero todo lo que poseía incluida la comida pertenecía al señor del feudo. Estaban obligados a trabajar para su señor. Los hogares medievales no tenían que ver nada con lo que conocemos hoy. El campesino pasaba la mayor parte de la jornada fuera de su casa. Éstas tenían muchas corrientes de
aire y poca luz. Las ventanas, eran muy pequeñas, no tenían cristales. Para alumbrarse, untaban un palo en manteca, y esto ardía como una vela. Por la escasa iluminación las actividades nocturnas eran muy escasas.
Las casas de los nobles, palacios y castillos eran más complicadas. Todas tenían un recinto privado para la familia: el aposento. Los suelos se cubrían con baldosas y adornaban los muros con tapices. en las horas nocturnas se solían realizar fiestas, que se extendían a toda la sociedad como el 24 de diciembre, o la noche de los difuntos.
Los incendios eran práctica habitual en el mundo medieval. Se propagaba rápidamente por la utilización de la madera en la construcción de las edificaciones. Un descuido podía causar una catástrofe. El fuego también se utilizaba como arma en la guerra.
Los castillos son las construcciones más emblemáticas del feudalismo. Eran construidos por los nobles para dar protección o para
proporcionar una base segura desde la que pudieran operar las fuerzas militares
del lugar. Funcionaba como base de operaciones para soldados profesionales,
sobre todo de la caballería, que controlaba el campo
circundante.
La ocupación o la defensa de los castillos era una práctica militar habitual
a finales de la Edad Media, debido a la proliferación de los castillos y de las
ciudades fortificadas y a su importancia estratégica. Aunque una pequeña fuerza
podía defender un castillo, hacía falta un importante contingente para
ocuparlo. El atacante tenía que tener un ejército lo suficientemente grande y
preparado como para poder controlar el campo que rodeaba el castillo, rechazar
a cualquier tropa de auxilio y asaltar directamente la fortaleza, o al menos
mantener un cerco estrecho.
Al acercarse un ejército al castillo, los lugareños normalmente se
refugiaban en el interior llevando con ellos cualquier objeto de valor, sobre
todo comida y armas. Sin embargo, si se esperaba que el asedio fuera muy largo,
se podía rehusar la entrada a los campesinos que no pudieran luchar para así
conservar los alimentos. En caso de que las negociaciones fracasaran, los atacantes sopesaban
cuidadosamente la posibilidad de asaltar la fortaleza. Si se repelía un asalto
rápido o se consideraba demasiado arriesgado, los atacantes impedían la salida
del castillo y comenzaban el asedio.
Concebidos en la Alta Edad Media como fortalezas para defenderse de los
posibles invasores, los castillos se convirtieron en el
centro del poder señorial durante la época de apogeo del feudalismo.
En este sentido, la vida en el interior de un castillo medieval era un fiel
reflejo de la sociedad de la época, en cuyo escalón más alto se situaba la nobleza.
La torre del homenaje era un pequeño castillo situado a menudo dentro del
grande. Era un edificio fortificado que a veces servía como residencia para el
señor. Si los muros exteriores caían, los defensores podían retirarse a la
torre del homenaje para la defensa final.
Las murallas de piedra estaban hechas a prueba de fuego y protegidas contra
las flechas y otros proyectiles. Un enemigo no podía trepar por las paredes
verticales sin el equipo apropiado, como escaleras o torres de asalto. Los
defensores ubicados encima de las murallas podían derribarlos o arrojarles
objetos. Los atacantes estaban totalmente al descubierto y debían disparar
hacia arriba, lo que era una gran desventaja respecto de los defensores, que
estaban muy protegidos y disparaban hacia abajo. La fortaleza y el valor de
protección ofrecido por las murallas de los castillos se aumentaba, cuando era
posible, construyéndolas sobre riscos u otras elevaciones.
La Iglesia tenía también propiedades de tierras, que se organizaron en torno a monasterios. en un principio, unos cuantos cristianos se retiraron a vivir como ermitaños. Éstos hombres, a su vez, inspiraron a los clérigos a relizar voto de pobreza y a seguir las enseñanzas de Jesucristo.
Muchos de estos clérigos formaron nuevas comunidades
de religiosos afines que recibieron el nombre de monasterios.
El Papa Gregorio alentó la construcción de
monasterios por toda la Europa cristiana.
Apartir
del siglo XII, y debido a la prosperidad de la época, se desarrollaron las
artes, especialmente la arquitectura. La catedral se convirtió en el símbolo
permanente de la arquitectura de la Edad Media. Se erigieron magníficos templos
en agradecimiento a Dios por las bendiciones otorgadas a su pueblo. Las
ciudades competían por tener la más bella catedral con las agujas más altas
apuntando al cielo. La mayor inversión de capital durante el periodo, toda una fortuna,
se destinó a la construcción de catedrales, cuyas obras tardaban más de un
siglo en concluir. El material predominante en la construcción de las catedrales era la piedra, que minimizaba el peligro de incendios. Las nuevas tecnologías hicieron posible la construcción de grandes catedrales con grandes vidrieras y altas agujas.
Las armas empleadas en los torneos medievales eran las siguientes:
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Mazas. |
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Hachas |
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Caballero. |
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Espada. |
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Espada. |
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Lanza. |
En la Edad Media, los torneos eran combates a caballo entre caballeros
armados con lanzas que se enfrentaban a lo largo de diferentes rondas: los
torneos medievales gozaron de gran aceptación entre el público.Los que adquirieron mayor fama fueron las
fiestas populares en las que se enfrentaban caballeros con armas pesadas, que
se denominaron "armas corteses"
pues simulaban al armamento de combate habitual. Se celebraban en grandes
solemnidades y servían fundamentalmente como adiestramiento de la clase
militar, para solucionar querellas de toda índole entre los nobles y sobre todo como medio de
distracción de los participantes y del público asistente.
Solían convocarse en los alrededores de los castillos, en los cuales se
habilitaba un gran óvalo cercado en el que trascurría la liza, y se construían
unas gradas para el público asistente, que se decoraban con elegancia y lujo, pues
solían ocuparlas altos cargos de la jerarquía nobiliaria, emperadores y reyes.
Para el pueblo llano se construían también gradas, pero sin la decoración y el
lujo de las anteriores. Los pueblos y villas de los alrededores se engalanaban
para la ocasión, pues debían ofrecer alojamiento a los ilustres participantes.
El torneo se iniciaba con un combate entre dos participantes a caballo, los
cuales se lanzaban de frente y de manera que al cruzarse las
lanzas lo hiciesen por el lado izquierdo de ambos. Después de varios pases, el
vencedor era el que había roto más lanzas contra su adversario. En numerosas
ocasiones se producía el choque de los caballos, lo que entrañaba un serio
riesgo, tanto para los jinetes como para las monturas. Por ello, se procedió a separar el campo con una valla de forma que cada jinete
cabalgaba por uno de los lados de la misma.
Tras esta lucha a caballo, se iniciaba la confrontación a pie para la que se
utilizaban las mazas
y espadas romas. La última parte del
espectáculo consistía en una lucha masiva a caballo, para la cual se dividía a
los participantes en dos grupos que luchaban hasta que el rey de armas daba la
señal de detenerse.
A pesar de que las armas que se empleaban estaban especialmente realizadas
para no causar daños, era muy frecuente que éstos se produjesen; en numerosas
ocasiones llegaba a perecer alguno de los caballeros participantes. Por este
motivo, tanto la Iglesia como las distintos países tomaron cartas en el asunto,
y aunque no llegaron a prohibirlos, trataron de conseguir el juramento de los
participantes
de que tan sólo irían a estos festejos con
el fin de adiestrarse militarmente.
Los caballeros participantes en los torneos contaban con diversos alicientes,
entre ellos el conseguir renombre y fama entre sus iguales y desde luego el
conseguir el premio característico de estas fiestas, el regalo que al ganador
le otorgaba la dama por la cual luchaba y que solía consistir en una prenda o
joya que ésta le regalaba. Los torneos finalizaban con un gran banquete en
honor de los vencedores, en el cual las damas escanciaban el vino a los
victoriosos héroes. Pero las hazañas de éstos no acababan aquí, pues los trovadores cantaban sus gestas de
castillo en castillo, convirtiéndoles así en personajes legendarios.
Actividades.
La edad Media en España.
Los Visigodos.
al- Andalus SM.
al -Andalus.
Los reinos cristianos.
Cuestionario de preguntas y respuestas de la editorial Anaya. Pincha AQUÍ
Mapas de la Edad Media.