Menú para el mes de marzo.


Ríos de la vertiente mediterránea.



CARACTERÍSTICAS:

A excepción del Ebro son cortos.  Poco caudal. Régimen irregular, en verano sufren estiajes y en otoño grandes crecidas que provocan inundaciones.
El Ter y el Llobregat, En Cataluña.
El Ebro. Es el río más caudaloso de la Península Ibérica. Nace en Peña Labra, Fontibre, Reinosa (Cantabria), pasa por las ciudades de Logroño y Zaragoza y desemboca en Tortosa, Amposta (Prov. de Tarragona). En su desembocadura forma un extenso delta. Sus afluentes más importantes de la izquierda son el Aragón, el Gállego y el Segre. Y por la margen derecha, El Jalón y los ríos riojanos Oja, Najerilla, Iregua, Leza, Cidacos y Alhama.
El Mijares, Turia, Jucar con su alfluente el Cabriel, el Segura que desembocan en la comunidad Valenciana.
El Almanzora, Andarax y el Guadalhorce, en Andalucía.

Puedes comenzar realizando esta actividad, clic AQUÍ.
Realiza la actividad.





Los ríos de la vertiente atlántica.



Los ríos gallegos: Son cortos y caudalosos. Los principales son Eume, Tambre, Ulla y el Miño nace en Fuentemiña, Lugo, desemboca haciendo frontera con Portugal en La Guardia, Santa Tecla, su alfluente el Sil.
Los ríos de la meseta:  Son largos y tranquilos Tienen caudal irregular pero abundante por tener amplias cuencas, sufren el estiaje en verano.
Duero: nace en los Picos de Urbión, provincia de Soria, desemboca en Oporto, Portugal. Sus alfluentes más importantes son el Pisuerga y el Esla por la derecha, el Adaja y el Tormes por la izquierda.
Tajo: Es el más largo de la península Ibérica. Nace en la Muela de San Juan, sierra de Albarracín, provincia de Teruel, desembocado en Lisboa, Portugal, formando un gran estuario, el mar de la Paja. Sus afluentes más importantes son el Jarama, Guadarrama, el Alberche, el Tietar y el Alagón, todos por la derecha.

El Guadiana: Nace en Campo de Montiel (entre las provincias de Albacete y Ciudad Real) y desemboca en Ayamonte (Huelva) formando frontera con Portugal. Sus afluentes más importantes son el Záncara y el Cigüela por la derecha, y el Zújar por la izquierda
Los ríos de Andalucía occidental: Tienen las mismas características que los ríos de la meseta. El Guadalete desemboca en el puerto de Santa María, en la bahía de Cádiz. El Guadalquivir es el río andaluz más importante por longitud y caudal Nace el la Sierra de Cazorla (prov. de Jaén) y desemboca en Sanlucar de Barrameda (prov. de Cádiz). Sus afluentes más importantes son el Guadalímar y Jándula por la derecha, y Guadiana Menor y el Genil, por la izquierda.
El Tinto y el Odiel en la provincia de Huelva.

Puedes comenzar realizando la siguiente actividad, clic AQUÍ.
Realiza la actividad.

Los ríos de la vertiente cantábrica.

Son cortos, por nacer todos en la cordillera cantábrica, caudalosos y de régimen regular, ya que llueve mucho durante todo el año.
Los principales son el Eo, que desemboca en Ribadeo.
En Asturias:  Navia,  Narcea, Nalón, y Sella.
En Cantabria: Pas, Saja y Besaya.
En el Pais Vasco: Nervión, Deva y Bidasoa que forma frontera con Francia.

Actividad rios de la vertiente cantábrica, clic AQUÍ.

Realiza esta actividad, después copia y pega el resultado para poder enviarlo por los medios pedidos.
Si no puedes ver la actividad clic AQUÍ.

Trabajo de alumnos.

Trabajo realizado por Sergio Praena sobre el relieve de España.


Los rios de España.

Un río es una corriente de agua que desemboca en otro río en un lago o en el mar.
Comenzamos esta actividad con esta aplicación. Clic AQUÍ.
Características de los rios.
  • Cauce: terrenno por el que discurre un río, cuando se desborda decimos que se ha salido de su cauce.
  • Curso. Es el recorrido del río. Un río tiene varios cursos el curso alto en su nacimiento, el medio y el bajo. Los ríos españoles soon muycortos comparados con el del resto de Europa
  • Caudal: es la cantidad de agua que trasporta un río.
  • Régimen: es la variación de caudal de un río a lo largo de un año. los ríos españoles tienen un régimen irregular con mucho agua en invierno y poco en verano. La disminución de agua en verano se llama estiaje.
  • La vertiente: Es la superficie del terreno por la discurren los ríos que desembocan en un mismo mar. En España tenemos tres vertientes, la cantábrica, la mediterránea y la atlántica.

El clima

Las características del clima son las temperaturas y las precipitaciones. Las temperaturas se miden con el termómetro en grados centígrados.Para conocer un clima hay que conocer la temperatura media anual, la temperatura máximay la mínima.
Las precipitaciones se miden con el pluviometro, que recogen los litros de agua que caen en i metro cuadrado.
Los factores del clima son
Latitud es la distancia al ecuador a mayor latitud más frio
Altitud es la distancia vertical desde un punto de la tierra hasta el nivel del mar. A más altitud más frio.
Distancia al mar. El mar es un regulador térmico, se calienta más lentamente que la tierra,pero el calor dura más. El mar se calienta en verano y durante el invierno va cediendo el calor a la tierra. Las zonas más cercanas al mar tienen menos oscilación térmica entre el día  y la noche.
El relieve, Las nubes chocan contra las montañas, produciendo precipitaciones.
Los factores del clima en España.
Latitud. La Pennsula y las Baleares estan en una región templada de la tierra. El Archipiélago Canario tiene menos latitud por lo que ntiene una temperatura más cálida.
Relieve. España tiene diferentes altitudes, en las montañas las temperaturas son más bajas que en las mesetas los valles y llanuras.
Distancia al mar. las zonas cercanas tienen menos diferencia de temperatura entre el día y la noche.
En España tenemos varios climas, el mediterráneo, en el norte el oceánico, en las zonas elevadas el de montaña, y en Canarias el subtropical.
Climogramas AQUÍ. 
Editorial SM. AQUÍ.
Los climas de España.
El clima más frecuente en la península es el clima mediterráneo que presenta las siguientes variedades:
Mediterráneo típico, en las zonas cercanas al mar Mediterráneo y Extremadura. Pocas lluvías y temperaturas suaves.
Para saber más clic AQUÍ.
Mediterráneo interior o continental, se da en la meseta, depresión del Ebro, interior de cataluña y noroeste de Andalucía. Tiene temperaturas altas en verano y bajas en invierno, llueve poco y cuando más lo hace es en primavera y en otoño. en invierno nieva.
Mediterráneo seco, se da en la zona de Almería y Murcia. Las temperaturas en invierno son suaves y en verano altas. Llueve muy poco.
Clima oceánico, se da en galicia y la cornisa cantábrica. Las temperaturas son suaves y hay abundantes lluvias.
Para saber más clic AQUÍ.
Clima de Montaña, se da en alturas de más 1.500 m. Las temperaturas son frescas en verano y muy frías en invierno, con muchas precipitaciones y en invierno en forma de nieve.
Para saber más clic AQUÍ.
Clima subtropical, se da en las islas Canarias. Las temperaturas son muy suaves durante todo el año, y hay muy pocas precipitaciones.
Para saber más clci AQUÍ.



Desde este otro enlace puedes conocer más cosas sobre el clima y la vegetación de España. Haz clic AQUÍ.
Ahora te toca hacer estos ejercicios, de nuestro libro, clic AQUÍ.
La editorial Anaya nos propone esta actividad, clic AQUÍ.
Todo el tema le tienes resumido en la siguiente acticdidad, clic AQUÍ.

España física.

Señala los accidentes geográficos indicados. Recuerda que tienes que resolver la actividad y enviarla por los medios indicados.

Europa y sus penínsulas.

La actividad que te propongo es que señales las penísulas de Europa. Luego envíame el ejerciio resuelto por los medios de siempre.




La Edad Media.

Los más mayores de Educación Infantil, los viejos de 5 añazos, los del aula de Nares y de Inma están trabajando la Edad Media, en concreto la época de "Los Caballeros y Castillos". El curso pasado también trabajamos esta unidad.
Es recomendable la lectrura para los papás y las mamás del libro de "El caballero de la armadura oxidada". Lo puedes descargar en pdf desde AQUÍ.  Para tu ebook lo puedes hacer desde AQUÍ.
Para llegar a estos contenidos haz clic en el dibujo.








He rescatado de otro blog la distribución que los caballero y las princesas hacen de su castillo. Espero que lo puedas sacar alguna utilidad.


Este apartado va dirigido a nuestras dos reinonas de la clase de 5 años, Teneis que descargar este contenido de la Generalitat Valenciana. Es un contenido para trabajar en la PDI. Castillos Caballeros y Princesas, haz clic para ir a la página de la descarga.


El caballero más importante español fue El Cid Campeador. Los orígenes de nuestra lengua los podemos encontrar en este maravilloso poema. Un poema es un libro en el que nos cuentan en verso la proezas de este caballero. Con tal motivo te dejo este vedoque. Desde aqui podrás hacrte fotos de princesa y de caballero. Coloreas a los caballeros medievales del Cid, a su espada y a su caballo. Tu profesora Inma y Nares te van a explicar esta maravillosa historia y después podrás contestar a las preguntas en un gran trivial. Si no lo puedes ver haz clic AQUÍ.


El otro caballero tan importante com el Cid Campeador, es el caballero de la triste figura, Don Quijote de la Mancha, ya sabes el que tenía un escudero que se llamaba Sancho Panza. Te dejo esta actividad para que la puedas trabajar, haz clic AQUÍ.
Otro gran caballero de la leyenda es el caballero San Jorge, te dejo este pequeño libro realiazo con calameo para que lo puedas leer. Haz clic AQUÍ.
Siguiendo con nuestras lecturas, la que te propongo es la lectura del caballero don Godofredo, del áula de música. Haz clic AQUÍ.

Ahora ya estás preparado para leer este cuento de un niño como tu que se llamaba Daniel. Haz clic AQUÍ.

Puedes leer este otro cuento titulado la princesa infeliz, haz clic AQUÍ.

Ya sabes muchas cosas de los caballeros y de las damas. Pero te voy a explicar dónde vivían. Como la época era muy insegura y muchas veces los vecinos se enemistaban, vivian en unos lugares con mucha dificultad para entrar y se podían defender desde dentro de los ataques de sus enemigos. Estas fortalezas se llamaban castillos. Para ver las diferentes partes del castillo, te dejo esta animación. Si no la puedes ver haz clic AQUÍ.




Ahora ha llegado la hora de ser un buen arquitecto. Tienes que construir tu castillo feudal. Debes de empezar por el suelo para que las piezas no se caigan. Te hago siempre la misma advertencia. Si no puedes ver la actividad haz clic AQUÍ.


Esta es la época de las grandes catedrales en España. Si quieres construir una catedral deberas hacer clic AQUÍ. En la zona de Andalucía dónde vivían lod mulsumanes se hicieron grandes mezquitas, que eran como iglesias para rezar a su dios que se llamaba Alá. Si quieres construir una mezquita clic AQUÍ.
Ahora tienes que ser un buen sastre. Marta Reina herrera ha publicado muchos trajes de princesas y caballeros. Solo te queda seleccionar el que más te guste y vestir a tu dama o caballero. Que seas un buen escudero o una buena dama. Clic AQUÍ.
 Como hemos trabajado mucho te propongo que realices una serie de juegos.
  • Viste a la dama. después puedes salvar o imprimir. Clic AQUÍ
  • La actividad que te propongo es un juego de nemoria. Podrás jugar contra la máquina o contra un amigo. Tu elijes. Clic AQUÍ.
  • Desde los siguientes enlaces puedes colorear las escena que te indican.
Pinta a la princesa, clic AQUÍ.
Pinta a la princesa del bosque AQUÍ.
La princesa con el espejo AQUÍ.
Baile real AQUÍ.
Princesa Cantando, AQUÍ.
Princesa descansando, AQUÍ.
Princesa peinándose, AQUÍ.
Princesa en la torre, AQUÍ.
Baile de príncipes, AQUÍ.
Princesa con su caballo, AQUÍ.
Princesa con su castillo, AQUÍ.
Princesa durmiente, AQUÍ.
Princesa con el zapato, AQUÍ.
Princesa con los ojos cerrados, AQUÍ.
Princesa contenta, AQUÍ.
Principes de merienda, AQUÍ.
Princesa montando a caballo, AQUÍ.
Principes montado en un caballo, AQUÍ.
Princesa felíz, AQUÍ.
Princesa sentada, AQUÍ.
Príncipes besándose, AQUÍ.
Princesa en el trono, AQUÍ.
La princesa y el rey, AQUÍ.
Boda real, AQUÍ.
Príncipe con una flor, AQUÍ.
Princesa, AQUÍ.
Príncipe y princesa, AQUÍ.
Rey y reina, AQUÍ.
Vestidos de princesas, AQUÍ.


 Viste a la princesa, clic AQUÍ.


Maquillaje de princesa, clic AQUÍ.
Joyas de la princesa, clic AQUÍ.





Caballero con lanza AQUÍ.
Caballero con Capa, AQUÍ.
Caballero con espada y escudo, AQUÍ.
Caballero con espada y lanza, AQUÍ.
Jinete preparado para luchar, AQUÍ.
Caballero alzando la espada, AQUÍ.
Caballero a caballo, AQUÍ.
Caballero con maza, AQUÍ.
Caballero a caballo, AQUÍ.
Caballero a caballo, AQUÍ.
Caballero con armas, AQUÍ.
Caballero con armas, AQUÍ.
Colorear Castillos, clic AQUÍ.


  • Puzzles de princesas. Clic AQUÍ.

  • Puzzle de princesa clic AQUÍ.
  • Decorar el castillo. Clic AQUÍ.



  • Decora la nabitación de la princesa, clic AQUÍ.

  • Te propongo un juego de plataformas. Tienes que tener cuidado con los payosos, caballeros y tornados. Salta sobre ellos para conseguir más puntos. Para poder correr tienes que utilizar las teclas de dirección. Para saltar la tecla de arriba. Clic AQUÍ. 
  • Luchas de caballeros, puedes jugar contra un amigo o contra el ordenador. Clic AQUÍ.
  • Puedes ver esta película de Merlín el encantador, La tienes que poner a pantalla completa y esperar a que cargue. haz clic AQUÍ.
  • Diferentes capítulos de Mike el caballero medieval. los puedes ver haciendo clic AQUÍ.
  • Canción


  • La princesa y el guisante. 
La princesa y el dragón.


Jorge y el dragón.





El relieve de España.


Las formas de relieve.

España forma parte de la Península Ibérica. España está formada por el territorio peninsular, las islas Baleares en el Mediterráneo, las islas Canarias en el Atlántico y las ciudades autonómicas del norte de África de Ceuta y Melilla.

Por esta circunstancia el relieve de Españaes muy variado. Las principales formas son:

  • Montañas. Son grandes elevaciones de terreno. Varias montañas forman una sierra, varias sierras forman una cordillera; varias cordilleras forman un sistema montañoso.
  • Las llanuras son grandes extensiones de terreno llano. Las mesetas son llanuras altas. Los valles y las depresiones son terrenos llanos  entre montañas.
  • La costa y el litoral son terrenos que están en contacto con el mar.
Gran parte de la península Ibérica esta ocupada por la meseta. La Meseta Central está en el interior y alcanza una altitud entre 500 m. y 800 m.  El sistema Central divide a la meseta en  la submeseta norte (valle del Duero) y la submeseta sur ( Montes de Toledo ylos valles del Tajo y el Gudiana). En el interior de la meseta encontramos:
·       El sistema Central.
Es un gran sistema y está formado por la Sierra de Gata, Gredos, Guadarrama, Ayllón. La mayor altitud la tiene en el Pico del Moro Almanzor en Gredos 2591m.
·       Los Montes de Toledo.
Son montes bajos.  Estan formados por Rocigalgo, San Pedro, y Guadalupe. La mayor altitud está en las Villuercas 1601 m.

Enlaces 

Las cordilleras y las depresiones de la Península.

Las cordilleras que rodean a la Meseta.
  • Al noroeste de la Meseta están los Montes de León, el pico más alto es el Teleno 2188 m.
  • Al norte la cordillera Cantábrica con los Picos de Europa, la cima más alta es Torre Cerredo 2648 m.
  • Al este, el Sistema Ibérico, separa la Meseta del valle del Ebro. Sus principales sieras son Picos de Urbión, la Demanda, Albarracín y Moncayo con 2313 m.7
  • Al sur, Sierra Morena que separa la Meseta del valle del Guadalquivir. Destaca la sierra de Madrona con el pico Bañuela 1323 m.7
Las cordilleras exteriores a la Meseta.  Clic AQUÍ. AQUÍ.
  • El Macizo Galaico,  noroeste, en Galicia, son montes redondeados. El punto más alto está en Cabeza de Manzaneda, 1778 m.
  • Los Montes Vascos, al norte, unen la cordillera Cantábrica con los Pirineos.
  • Los Pirineos, forman frontera con Francia, el pico más alto es Aneto 3404 m, seguido de Monte Perdido y Posets.
  • Cordillera Costero Catalana, son sierras cercanas a la costa, Montseny, Monserrat y Monsant.
  • Los sistemas Béticos al sur con las cordillera Penibéticas, destacando Sierra Morena con el pico Mulhacen 3479 m. siendo la zona más alta de la Penísula Ibérica. Y la Subbética.
Las depresiones
Son zonas hundidas entre las montañas, suelen formar valles.
  • Depresión del Ebro, rodeado por los Pirineos, Sistema Ibérico y la cordillera Costero Catalana.
  • Depresión del Guadalquivir, entre Sierra Morena y los Sistemas Béticos.


El relieve de las costas y de las islas.

Las costas es el lugar de la tierra que está junto al mar. Las zonas bajas y arenosas se llaman playas. Las zonas altas y rocosas que se elevan sobre el mar se llaman acantilados.
Cabos son porciones de tierra que se adentran en el mar.
Deltas son entrantes de la tierra en el mar formado por acumulación de materiales en la desembocadura de algunos rios.
Golfos, son entradas del mar en la tierra, si son pequeños se llaman bahías.
Rías son valles de rios hundidos en el mar.
Albuferas son lagunas de mar en la costa.
Actividad 1.
Actividad 2.
Actividad 3.
Actividad 4.

La Penísula Ibérica.

Comenzamos nuevo tema de conocimiento del medio: "El relieve de España".
Para empezar con buen pie te propongo la siguiente actividad.
Priemero selecciona la opción de mirar, pasa el puntero del ratón por los diferentes lugares del mapa. Aprende los diferentes nombres. Después puedes pasar a jugar. Selecciona de entre la lista de los nombres de accidentes geográficos el que se corresponde con la parte señalada.
Ánimo que tienes que acertar las trece preguntas a la primera para conseguir los 130 puntazos. Adelante Campeón. Si no puedes ver la actividad cli AQUÍ. Para continuar clic AQUÍ.

Llega el Carnaval


Comenzamos los carnavales, en nuestro centro lo vamos a dedicar al mundo de los cuentos. Nuestro lema será "Un colegio de Cuento",`pero, no nos llamemos a engaños, cuándo decimos un colegio de cuento, es por el colegio es como los cuentos, fantástico, ideal. En éllos, como en nuestro colegio se trababjan todos los valores, la generosidad, el perdón, la amistad, la hulmildad, la honestidad y la justicia. Valores que en determinados ambitos de nuestra sociedad no están de moda, o lo que es peor, nuca los conocieron.
Comenzamos este pequeño periplo de cuentos por los alumnos de Educación Infantil.
Los más pequeñitos los de tres años trabajarán Blanca nieves y los siete enanitos de los hermanos Grimm.
Te dejo el cuento en este reproductor para que puedas escucharlo



Si te apatece leer y al mismo tiempo escuhar te dejo esta versión de Blancanieves. Haz clic en el reproductor.

Era un crudo día de invierno, y los copos de nieve caían del cielo como blancas plumas. La Reina cosía junto a una ventana, cuyo marco era de ébano. Y como mientras cosía miraba caer los copos, con la aguja se pinchó un dedo, y tres gotas de sangre fueron a caer sobre la nieve. El rojo de la sangre destacaba bellamente sobre el fondo blanco, y ella pensó: «¡Ah, si pudiese tener una hija que fuese blanca como nieve, roja como sangre y negra como el ébano de esta ventana!». No mucho tiempo después le nació una niña que era blanca como la nieve, sonrosada como la sangre y de cabello negro como la madera de ébano; y por eso le pusieron por nombre Blancanieves. Pero al nacer ella, murió la Reina.
Un año más tarde, el Rey volvió a casarse. La nueva reina era muy bella, pero orgullosa y altanera, y no podía sufrir que nadie la aventajase en hermosura. Tenía un espejo prodigioso, y cada vez que se miraba en él, le preguntaba:
«Espejito en la pared, dime una cosa: ¿quién es de este país la más hermosa?».
Y el espejo le contestaba, invariablemente:
«Señora Reina, vos sois la más hermosa en todo el país».
La Reina quedaba satisfecha, pues sabía que el espejo decía siempre la verdad. Blancanieves fue creciendo y se hacía más bella cada día. Cuando cumplió los siete años, era tan hermosa como la luz del día, y mucho más que la misma Reina. Al preguntar ésta un día al espejo:
«Espejito en la pared, dime una cosa: ¿quién es de este país la más hermosa?».
respondió el espejo:
«Señora Reina, vos sois como una estrella, pero Blancanieves es mil veces más bella».
Espantóse la Reina, palideciendo de envidia, y, desde entonces, cada vez que veía a Blancanieves sentía revolvérsele el corazón; tal era el odio que abrigaba contra ella. Y la envidia y la soberbia, como las malas hierbas, crecían cada vez más altas en su alma, no dejándole un instante de reposo, de día ni de noche. Finalmente, llamó un día a un montero y le dijo: - Llévate a la niña al bosque -, no quiero tenerla más tiempo ante mis ojos. La matarás, y en prueba de haber cumplido mi orden, me traerás sus pulmones y su hígado.
Obedeció el cazador y se marchó al bosque con la muchacha. Pero cuando se disponía a clavar su cuchillo de monte en el inocente corazón de la niña, echóse ésta a llorar: - ¡Piedad, buen cazador, déjame vivir! - suplicaba -. Me quedaré en el bosque y jamás volveré a palacio. Y era tan hermosa. que el cazador, apiadándose de ella, le dijo: - ¡Márchate, pues, pobrecilla! - y pensó: «No tardarán las fieras en devorarte». Y, sin embargo, parecióle como si se le quitase una piedra del corazón al no tener que matarla. Y como acertara a pasar por allí un jabatillo, lo degolló, le sacó los pulmones y el hígado, y se los llevó a la Reina como prueba de haber cumplido su mandato. La perversa mujer los entregó al cocinero para que se los guisara, y se los comió convencida de que comía la carne de Blancanieves.
La pobre niña se encontró sola y abandonada en el inmenso bosque. Se moría de miedo, y el menor movimiento de las hojas de los árboles le daba un sobresalto. No sabiendo qué hacer, echó a correr por entre espinos y piedras puntiagudas, y los animales de la selva pasaban saltando por su lado sin causarle el menor daño. Siguió corriendo mientras la llevaron los pies y hasta que se ocultó el sol. Entonces vio una casita y entró en ella para descansar. Todo era diminuto en la casita, pero tan primoroso y limpio, que no hay palabras para describirlo. Había un mesita cubierta con un mantel blanquísimo, con siete minúsculos platitos y siete vasitos; y al lado de cada platito había su cucharilla, su cuchillito y su tenedorcito. Alineadas junto a la pared veíanse, siete camitas, con sábanas de inmaculada blancura. Blancanieves, como estaba muy hambrienta, comió un poquitín de legumbres y un bocadito de pan de cada platito, y bebió una gota de vino de cada copita, pues no quería tomarlo todo de uno solo. Luego, sintiéndose muy cansada, quiso echarse en una de las camitas; pero ninguna era de su medida: resultaba demasiado larga o demasiado corta; hasta que, por fin, la séptima le vino bien; se acostó en ella, encomendóse a Dios y quedó dormida. Cerrada ya la noche, llegaron los dueños de la casita, que eran siete enanos que se dedicaban a excavar minerales en el monte. Encendieron sus siete lamparillas y, al iluminarse la habitación, vieron que alguien había entrado en ella, pues las cosas no estaban en el orden en que ellos las habían dejado al marcharse. Dijo el primero: - ¿Quién se sentó en mi sillita? El segundo: - ¿Quién ha comido de mi platito? El tercero: - ¿Quién ha cortado un poco de mi pan? El cuarto: - ¿Quién ha comido de mi verdurita? El quinto: - ¿Quién ha pinchado con mi tenedorcito? El sexto: - ¿Quién ha cortado con mi cuchillito? Y el séptimo: - ¿Quién ha bebido de mi vasito? Luego el primero, dándose una vuelta por la habitación viendo un pequeño hueco en su cama, exclamó alarmado: - ¿Quién se ha subido en mi camita? Acudieron corriendo los demás y exclamaron todos: - ¡Alguien estuvo echado en la mía! Pero el séptimo, al examinar la suya, descubrió a Blancanieves, dormida en ella. Llamó entonces a los demás, los cuales acudieron presurosos y no pudieron reprimir sus exclamaciones de admiración cuando, acercando las siete lamparillas, vieron a la niña. - ¡Oh, Dios mío; oh, Dios mío! - decían -; ¡qué criatura más hermosa! Y fue tal su alegría, que decidieron no despertarla, sino dejar que siguiera durmiendo en la camita. El séptimo enano se acostó junto a sus compañeros, una hora con cada uno, y así transcurrió la noche. Al clarear el día despertóse Blancanieves, y, al ver a los siete enanos, tuvo un sobresalto. Pero ellos la saludaron afablemente y le preguntaron: - ¿Cómo te llamas? - Me llamo Blancanieves - respondió ella. - ¿Y cómo llegaste a nuestra casa? - siguieron preguntando los hombrecillos. Entonces ella les contó que su madrastra había dado orden de matarla, pero que el cazador le había perdonado la vida, y ella había estado corriendo todo el día, hasta que, al atardecer, encontró la casita. Dijeron los enanos: - ¿Quieres cuidar de nuestra casa? ¿Cocinar, hacer las camas, lavar, remendar la ropa y mantenerlo todo ordenado y limpio? Si es así, puedes quedarte con nosotros y nada te faltará. - ¡Sí! - exclamó Blancanieves -. Con mucho gusto - y se quedó con ellos. A partir de entonces, cuidaba la casa con todo esmero. Por la mañana, ellos salían a la montaña en busca de mineral y oro, y al regresar, por la tarde, encontraban la comida preparada. Durante el día, la niña se quedaba sola, y los buenos enanitos le advirtieron: - Guárdate de tu madrastra, que no tardará en saber que estás aquí. ¡No dejes entrar a nadie!
La Reina, entretanto, desde que creía haberse comido los pulmones y el hígado de Blancanieves, vivía segura de volver a ser la primera en belleza. Acercóse un día al espejo y le preguntó:
«Espejito en la pared, dime una cosa: ¿quién es de este país la más hermosa?».
Y respondió el espejo:
«Señora Reina, vos sois aquí como una estrella, pero mora en la montaña, con los enanitos, Blancanieves, que es mil veces más bella».
Sobresaltóse la Reina, pues sabía que el espejo jamás mentía, y se dio cuenta de que el cazador la había engañado, y que Blancanieves no estaba muerta. Pensó entonces otra manera de deshacerse de ella, pues mientras hubiese en el país alguien que la superase en belleza, la envidia no la dejaba reposar. Finalmente, ideó un medio. Tiznóse la cara y se vistió como una vieja buhonera, quedando completamente desconocida. Así disfrazada, dirigióse a las siete montañas y, llamando a la puerta de los siete enanitos, gritó: - ¡Vendo cosas buenas y bonitas! Asomóse Blancanieves a la ventana y le dijo: - ¡Buenos días, buena mujer! ¿Qué traéis para vender? - Cosas finas, cosas finas - respondió la Reina -. Lazos de todos los colores - y sacó uno trenzado, de seda multicolor. «Bien puedo dejar entrar a esta pobre mujer», pensó Blancanieves, y, abriendo la puerta, compró el primoroso lacito. - ¡Qué linda eres, niña! - exclamó la vieja -. Ven, que yo misma te pondré el lazo. Blancanieves, sin sospechar nada, púsose delante de la vendedora para que le atase la cinta alrededor del cuello, pero la bruja lo hizo tan bruscamente y apretando tanto, que a la niña se le cortó la respiración y cayó como muerta. - ¡Ahora ya no eres la más hermosa! - dijo la madrastra, y se alejó precipitadamente. Al cabo de poco rato, ya anochecido, regresaron los sietes enanos. Imaginad su susto cuando vieron tendida en el suelo a su querida Blancanieves, sin moverse, como muerta. Corrieron a incorporarla y viendo que el lazo le apretaba el cuello, se apresuraron a cortarlo. La niña comenzó a respirar levemente, y poco a poco fue volviendo en sí. Al oír los enanos lo que había sucedido, le dijeron: - La vieja vendedora no era otra que la malvada Reina. Guárdate muy bien de dejar entrar a nadie, mientras nosotros estemos ausentes.
La mala mujer, al llegar a palacio, corrió ante el espejo y le preguntó:
«Espejito en la pared, dime una cosa: ¿quién es de este país la más hermosa?».
Y respondió el espejo, como la vez anterior:
«Señora Reina, vos sois aquí como una estrella; pero mora en la montaña, con los enanitos, Blancanieves, que es mil veces más bella».
Al oírlo, del despecho toda la sangre le afluyó al corazón, pues vio que Blancanieves continuaba viviendo. «Esta vez - se dijo - idearé una treta de la que no te escaparás», y, valiéndose de las artes diabólicas en que era maestra, fabricó un peine envenenado. Luego volvió a disfrazarse, adoptando también la figura de una vieja, y se fue a las montañas y llamó a la puerta de los siete enanos. - ¡Buena mercancía para vender! - gritó. Blancanieves, asomándose a la ventana, díjole: - Seguid vuestro camino, que no puedo abrir a nadie. - ¡Al menos podrás mirar lo que traigo! - dijo la vieja, y, sacando el peine, lo levantó en el aire. Gustóle tanto el peine a la niña, que olvidándose de todas las advertencias, abrió la puerta. Cuando se hubieron puesto de acuerdo sobre el precio dijo la vieja: - Ven que te peine como Dios manda. La pobrecilla, no pensando nada malo, dejó hacer a la vieja; mas apenas hubo ésta clavado el peine en el cabello, el veneno produjo su efecto y la niña se desplomó insensible. - ¡Dechado de belleza - exclamó la malvada bruja -, ahora sí que estás lista! - y se marchó. Pero, afortunadamente, faltaba poco para la noche, y los enanitos no tardaron en regresar. Al encontrar a Blancanieves inanimada en el suelo, enseguida sospecharon de la madrastra y, buscando, descubrieron el peine envenenado. Quitáronselo y, al momento, volvió la niña en sí y les explicó lo ocurrido. Ellos le advirtieron de nuevo que debía estar alerta y no abrir la puerta a nadie.
La Reina, de nuevo en palacio, fue directamente a su espejo:
«Espejito en la pared, dime una cosa: ¿quién es de este país la más hermosa?».
Y, como las veces anteriores, respondió el espejo:
«Señora Reina, vos sois aquí como una estrella; pero mora en la montaña, con los enanitos, Blancanieves, que es mil veces más bella».
Al oír estas palabras del espejo, la malvada bruja se puso a temblar de rabia. - ¡Blancanieves morirá - gritó -, aunque me haya de costar a mí la vida! Y, bajando a una cámara secreta donde nadie tenía acceso sino ella, preparó una manzana con un veneno de lo más virulento. Por fuera era preciosa, blanca y sonrosada, capaz de hacer la boca agua a cualquiera que la viese. Pero un solo bocado significaba la muerte segura. Cuando tuvo preparada la manzana, pintóse nuevamente la cara, se vistió de campesina y se encaminó a las siete montañas, a la casa de los siete enanos. Llamó a la puerta. Blancanieves asomó la cabeza a la ventana y dijo: - No debo abrir a nadie; los siete enanitos me lo han prohibido. - Como quieras - respondió la campesina -. Pero yo quiero deshacerme de mis manzanas. Mira, te regalo una. - No - contestó la niña -, no puedo aceptar nada. - ¿Temes acaso que te envenene? - dijo la vieja -. Fíjate, corto la manzana en dos mitades: tú te comes la parte roja, y yo, la blanca. La fruta estaba preparada de modo que sólo el lado encarnado tenía veneno. Blancanieves miraba la fruta con ojos codiciosos, y cuando vio que la campesina la comía, no pudo ya resistir. Alargó la mano y cogió la mitad envenenada. Pero no bien se hubo metido en la boca el primer trocito, cayó en el suelo, muerta. Contemplóla la Reina con una mirada de rencor, y, echándose a reír, dijo: - ¡Blanca como la nieve; roja como la sangre; negra como el ébano! Esta vez, no te resucitarán los enanos. Y cuando, al llegar a palacio, preguntó al espejo:
«Espejito en la pared, dime una cosa: ¿quién es de este país la más hermosa?».
Respondióle el espejo, al fin:
«Señora Reina, vos sois la más hermosa en todo el país»
Sólo entonces se aquietó su envidioso corazón, suponiendo que un corazón envidioso pueda aquietarse.
Los enanitos, al volver a su casa aquella noche, encontraron a Blancanieves tendida en el suelo, sin que de sus labios saliera el hálito más leve. Estaba muerta. La levantaron, miraron si tenía encima algún objeto emponzoñado, la desabrocharon, le peinaron el pelo, la lavaron con agua y vino, pero todo fue inútil. La pobre niña estaba muerta y bien muerta. La colocaron en un ataúd, y los siete, sentándose alrededor, la estuvieron llorando por espacio de tres días. Luego pensaron en darle sepultura; pero viendo que el cuerpo se conservaba lozano, como el de una persona viva, y que sus mejillas seguían sonrosadas, dijeron: - No podemos enterrarla en el seno de la negra tierra ­ y mandaron fabricar una caja de cristal transparente que permitiese verla desde todos lados. La colocaron en ella y grabaron su nombre con letras de oro: «Princesa Blancanieves». Después transportaron el ataúd a la cumbre de la montaña, y uno de ellos, por turno, estaba siempre allí haciéndole vela. Y hasta los animales acudieron a llorar a Blancanieves: primero, una lechuza; luego, un cuervo y, finalmente, una palomita. Y así estuvo Blancanieves mucho tiempo, reposando en su ataúd, sin descomponerse, como dormida, pues seguía siendo blanca como la nieve, roja como la sangre y con el cabello negro como ébano.
Sucedió, empero, que un príncipe que se había metido en el bosque, se dirigió a la casa de los enanitos, para pasar la noche. Vio en la montaña el ataúd que contenía a la hermosa Blancanieves y leyó la inscripción grabada con letras de oro, Dijo entonces a los enanos: - Dadme el ataúd, os pagaré por él lo que me pidáis. Pero los enanos contestaron. - Ni por todo el oro del mundo lo venderíamos. - En tal caso, regaládmelo - propuso el príncipe -, pues ya no podré vivir sin ver a Blancanieves. La honraré y reverenciaré como a lo que más quiero. Al oír estas palabras, los hombrecillos sintieron compasión del príncipe y le regalaron el féretro. El príncipe mandó que sus criados lo transportasen en hombros. Pero ocurrió que en el camino tropezaron contra una mata, y de la sacudida saltó del cuello de Blancanieves el bocado de la manzana envenenada, que todavía tenía atragantado. Y, al poco rato, la princesa abrió los ojos y recobró la vida. Levantó la tapa del ataúd, se incorporó y dijo: - ¡Dios Santo!, ¿dónde estoy? Y el príncipe le respondió, loco de alegría: - Estás conmigo - y, después de explicarle todo lo ocurrido, le dijo: - Te quiero más que a nadie en el mundo. Vente al castillo de mi padre y serás mi esposa. Accedió Blancanieves y se marchó con él al palacio, donde enseguida se dispuso la boda, que debía celebrarse con gran magnificencia y esplendor.
A la fiesta fue invitada también la malvada madrastra de Blancanieves. Una vez se hubo ataviado con sus vestidos más lujosos, fue al espejo y le preguntó:
«Espejito en la pared, dime una cosa: ¿quién es de este país la más hermosa?».
Y respondió el espejo:
«Señora Reina, vos sois como una estrella, pero la reina joven es mil veces más bella».
La malvada mujer soltó una palabrota y tuvo tal sobresalto, que quedó como fuera de sí. Su primer propósito fue no ir a la boda, pero la inquietud la roía, y no pudo resistir al deseo de ver a aquella joven reina. Al entrar en el salón reconoció a Blancanieves, y fue tal su espanto y pasmo, que se quedó clavada en el suelo, sin poder moverse. Pero habían puesto ya al fuego unas zapatillas de hierro y estaban incandescentes. Cogiéndolas con tenazas, la obligaron a ponérselas, y hubo de bailar con ellas hasta que cayó muerta.

Te dejo el siguiente vídeo.


Los alumnos de Educación Infantil de 4 años van a trabajar Caperucita Roja de Charles  Perrault










Blancanieves. Te dejo el texto por si quieres leer.


Había una vez una niñita en un pueblo, la más bonita que jamás se hubiera visto; su madre estaba enloquecida con ella y su abuela mucho más todavía. Esta buena mujer le había mandado hacer una caperucita roja y le sentaba tan bien que todos la llamaban Caperucita Roja.
Un día su madre, habiendo cocinado unas tortas, le dijo:
"Anda a ver cómo está tu abuela, pues me dicen que ha estado enferma; llévale una torta y este tarrito de mantequilla"
Caperucita Roja partió en seguida a ver a su abuela que vivía en otro pueblo.
Al pasar por un bosque, se encontró con el compadre lobo, que tuvo muchas ganas de comérsela, pero no se atrevió porque unos leñadores andaban por ahí cerca. Él le preguntó a dónde iba. La pobre niña, que no sabía que era peligroso detenerse a hablar con un lobo, le dijo:
"Voy a ver a mi abuela, y le llevo una torta y un tarrito de mantequilla que mi madre le envía"
“¿Vive muy lejos?” -le dijo el lobo.
"¡Oh, sí!" -dijo Caperucita Roja-"más allá del molino que se ve allá lejos, en la primera casita del pueblo"
"Pues bien dijo el lobo, yo también quiero ir a verla; yo iré por este camino, y tú por aquél, y veremos quién llega primero"
El lobo partió corriendo a toda velocidad por el camino que era más corto y la niña se fue por el más largo entreteniéndose en coger avellanas, en correr tras las mariposas y en hacer ramos con las florecillas que encontraba.
Poco tardó el lobo en llegar a casa de la abuela; golpea: Toc, toc.
"¿Quién es?"
"Es su nieta, Caperucita Roja" ,dijo el lobo, disfrazando la voz-, le traigo una torta y un tarrito de mantequilla que mi madre le envía"
La cándida abuela, que estaba en cama porque no se sentía bien, le gritó:
“Tira de la aldaba y el cerrojo caerá”
El lobo tiró de la aldaba, y la puerta se abrió. Se abalanzó sobre la buena mujer y la devoró en un santiamén, pues hacía más de tres días que no comía.
En seguida cerró la puerta y fue a acostarse en el lecho de la abuela, esperando a Caperucita Roja quien, un rato después, llegó a golpear la puerta: Toc, toc.
"¿Quién es?"
Caperucita Roja, al oír la ronca voz del lobo, primero se asustó, pero creyendo que su abuela estaba resfriada, contestó:
"Es su nieta, Caperucita Roja, le traigo una torta y un tarrito de mantequilla que mi madre le envía"
El lobo le gritó, suavizando un poco la voz:
"Tira de la aldaba y el cerrojo caerá"
Caperucita Roja tiró de la aldaba y la puerta se abrió. Viéndola entrar, el lobo le dijo, mientras se escondía en la cama bajo la ropa:
"Deja la torta y el tarrito de mantequilla en la repisa y ven a acostarte conmigo"
Caperucita Roja se desviste y se mete a la cama y quedó muy asombrada al ver la forma de su abuela en camisa de dormir. Ella le dijo:
"Abuela, ¡qué brazos tan grandes tiene!"
"Es para abrazarte mejor, hija mía"
"Abuela, ¡qué piernas tan grandes tiene!"
"Es para correr mejor, hija mía"
"Abuela, ¡qué orejas tan grandes tiene!"
"Es para oírte mejor, hija mía"
“Abuela, ¡qué ojos tan grandes tiene!
“Es para verte mejor, hija mía”
"Abuela, ¡qué dientes tan grandes tiene!"
-"¡Para comerte mejor!"
Y diciendo estas palabras, este lobo malo se abalanzó sobre Caperucita Roja y se la comió.

Moraleja
Aquí vemos que la adolescencia,
en especial las señoritas,
bien hechas, amables y bonitas
no deben a cualquiera oír con complacencia,
y no resulta causa de extrañeza
ver que muchas del lobo son la presa.
Y digo el lobo, pues bajo su envoltura
no todos son de igual calaña:
Los hay con no poca maña,
silenciosos, sin odio ni amargura,
que en secreto, pacientes, con dulzura
van en busca de las damiselas
hasta las casas y en las callejuelas;
más, bien sabemos que los zalameros
entre todos los lobos ¡ay! son los más fieros.
Llegan los más mayores de Educación Infantil, los alumnos de 5 años. Durante estos días van a trabajar el Pez Arcoiris de Marcus Pfister.
Con este libro vamos a trabajar
  • La importancia de compartir los juguetes propios y los de la clase.
  • Respetar las reglas.
  • Fomentar la importancia de relacionarse con los demás.
  • Respetar y aceptar a los compañeros.
Comenzamos con un vídeo



Si te apetece descargar una serie de dibujos lo puedes hacer haciendo clic AQUÍ.
Para poder resolver todas las actividades haz clic en el dibujo.


Los alumnos de primero van a trabajar la bruja pelona.
Los alumnos de segundo La níña del cántaro.
Los de tercero Caperucita roja.
Los de cuarto el Gato con botas, de Charles Perrault
Te dejo el audio del cuento.


Te propongo que hagas clic en el siguiente reproductor y leas el cuento al mismo tiempo.
El gato con botas.
Murió un molinero que tenía tres hijos, y no dejó más bienes que su
molino, su borriquillo y un gato.
Se hicieron las particiones con gran facilidad, y ni el escribano ni
el procurador, que se hubieran comido tan pobre patrimonio, tuvieron que
entender en ellas.
El mayor de los tres hermanos se quedó con el molino.
El mediano fue dueño del borriquillo.
Y el pequeño no tuvo otra herencia que el gato.
El pobre chico se desconsoló al verse con tan pobre patrimonio.
-Mis hermanos, -decía, -podrán ganarse honradamente la vida
trabajando juntos; pero después que me haya comido mi gato y lo poco que
me den por su piel, no tendré más remedio que morir de hambre.
El gato, que escuchaba estas palabras, se subió de un salto sobre las
rodillas de su amo, y acariciándole a su manera, le dijo:
-No os desconsoléis, mi amo; compradme un par de botas y un saco con
cordones, y ya veréis como no es tan mala la parte de herencia que os ha
tocado.
El chico tenía tal confianza en la astucia de su gato y le había
visto desplegar tanto ingenio en la caza de pájaros y de ratones, que no
desesperó de ser por él socorrido en su miseria. Reunió, pues, algún
dinerillo, y le compró los objetos que pedía.
El gato se puso inmediatamente las botas, colgóse el saco al cuello,
asiendo los cordones con sus patas de delante, y se fue a un soto donde
había gran número de conejos.
Colocó de cierto modo el saco al pié de un árbol, puso en su fondo
algunas yerbas de tomillo, y haciéndose el muerto, esperó a que algún
gazapo, poco instruido en los peligros del mundo, entrase en el saco para
regalarse con lo que en él había.
Pocos momentos hacía que estaba apostado, cuando un conejillo entró
corriendo en el saco. El gato tiró de los cordones, cogiéndole dentro, y
le dio muerte con la mayor destreza.
Orgulloso de su hazaña, se dirigió al palacio del rey de aquella
tierra, y pidió hablar a S. M.
Condujéronle a la cámara real, y después de hacer una gran reverencia
al monarca, le dijo presentándole el conejo:
-Señor, mi amo el señor marqués de Carabas tendrá un placer en que os
dignéis probar su caza, y os envía este conejo que ha cogido esta mañana
en sus sotos.
-Di a tu amo, -respondió el rey, -que lo acepto con mucho gusto, y
que le doy las gracias.
El gato salió de palacio saltando de alegría, y fue a decir a su amo
lo que había hecho.
Algunos días después volvió al bosque, armado con sus botas y su
saco, y no tardó en apoderarse de un par de perdices.
Inmediatamente fue a presentarlas al rey, como había hecho con el
conejo, y el monarca recibió con tanto gusto las dos perdices, que mandó a
su tesorero diese al gato algún dinero para beber.
El gato continuó durante dos o tres meses llevando de tiempo en
tiempo al rey una parte de su caza. Pero un día supo que el rey debía ir a
pasear por la orilla del río con su hija, la princesa más hermosa del
mundo, y entonces dijo a su amo:
-Si queréis seguir mis consejos, tenéis hecha vuestra fortuna: id a
bañaros al río, en el sitio que yo os diga, y luego dejarme hacer.
El hijo del molinero hizo lo que el gato le aconsejaba, aunque no
comprendía cuáles pudieran ser sus instintos.
Cuando se estaba bañando llegó el rey a la orilla del río, y entonces
el gato se puso a gritar con todas sus fuerzas.
-¡Socorro! ¡Socorro! ¡El señor marqués de Carabas se está ahogando!
A este grito, el rey asomó la cabeza por la portezuela, y
reconociendo al gato que tantas veces le había llevado caza, mandó
inmediatamente a sus guardias que fuesen en socorro del marqués de
Carabas.
En tanto que sacaban del río al pobre marqués, el gato, aproximándose
a la carroza, dijo al rey, que mientras su amo se bañaba, unos ladrones le
habían robado sus ropas, aunque ál había llamado en su auxilio con todas
sus fuerzas, y el rey mandó inmediatamente a los oficiales de su
guardarropa que fuesen a buscar uno de sus más bellos trajes para el
marqués de Carabas.
Después que estuvo vestido se presentó al rey, que le recibió con
mucho agrado, y como las hermosas ropas que acababan de darle aumentaban
mucho su natural belleza, la hija del monarca le encontró muy de su gusto
y le dirigió una mirada tan tierna y cariñosa que dio algo que pensar a
los cortesanos.
El rey invitó al marqués a subir en la carroza y a acompañarle en su
paseo, y el gato, lleno de júbilo al ver que empezaban a realizarse sus
designios, tomó la delantera.
No tardó en encontrar unos labriegos que segaban la yerba de un prado
y les dijo:
-Buenas gentes, si no decís al rey que el prado que estáis segando
pertenece al señor marqués de Carabas, seréis hechos pedazos tan menudos
como las piedras del río.
El rey no dejó de preguntar a los segadores quién era el dueño de
aquellos prados, y temerosos por la amenaza del gato, los labriegos
contestaron a una voz:
-Es el señor marqués de Carabas.
-Tenéis unos terrenos magníficos, -dijo el rey al hijo del molinero.
Sí, señor, -respondió éste; -este prado me da todos los años
productos muy abundantes.
El gato, que iba siempre delante, encontró luego unos cavadores y les
dijo:
-Buenas gentes, si cuando el rey os pregunte no le contestáis que
estas tierras son del marqués de Carabas, os harán pedazos tan menudos
como las piedras del río.
El rey, que pasó un momento después, quiso saber a quién pertenecían
aquellas tierras, y preguntó a los labriegos.
-Nuestro amo, -respondieron éstos, -es el señor marqués de Carabas.
Y el rey felicitó de nuevo al hijo del molinero.
El gato, que iba siempre delante de la carroza, decía lo mismo a
todas las gentes que encontraba en el camino, y el rey se admiró bien
pronto de las grandes riquezas del marqués de Carabas.
El gato llegó, al fin, a un hermoso castillo, cuyo dueño era un ogro,
el más rico de la comarca, pues le pertenecían todos los prados y bosques
por donde el rey había pasado.
Después de informarse de las cualidades de este ogro, llegó el gato a
su residencia y pidió hablarle, diciendo que no había querido pasar por
sus dominios sin presentarle sus respetos.
El ogro le recibió con una gran amabilidad y le hizo reposar.
-Me han asegurado, -le dijo el gato, -que tenéis el don de poder
convertiros en el animal que os parece; que podéis, por ejemplo,
trasformaros en elefante, en león...
-Sí por cierto, -respondió el ogro, -y para probároslo, vais a verme
convertido en león.
La trasformación se verificó instantáneamente, y el gato se espantó
tanto al ver un león ante sí, que saltó al alero del tejado, no sin alguna
dificultad, a causa de sus botas, que no servían para andar por las tejas.
Algún tiempo después, viendo que el ogro había recobrado su forma
primitiva, el gato descendió y le dijo:
-Me han asegurado también, pero no puedo creerlo, que tenéis asimismo
la facultad de trasformaros en los animales pequeños; por ejemplo, que
podéis tomar la forma de un ratón. Eso me parece imposible.
-¡Imposible! -exclamó el ogro; -¡vais a convenceros!
Y al mismo tiempo se trasformó en un ratón sumamente pequeño, y se
puso a correr por la sala.
El gato no esperó más, y lanzándose ágilmente sobre él, le clavó las
uñas y los dientes y le degolló.
En tanto, el rey, que al pasar vio el magnífico castillo del ogro,
quiso entrar en él a descansar.
El gato, que oyó el ruido de la carroza al rodar sobre el puente
levadizo, salió corriendo y dijo al rey:
-¡Bien venido sea V. M. al castillo de mi noble amo el marqués de
Carabas!
-¡Cómo, señor marqués!-dijo el rey al hijo del molinero; -¡es vuestro
este castillo! ¡No hay otro tan hermoso en mis estados! ¡Enseñádnoslo, si
gustáis!
El marqués presentó el brazo a la joven princesa, y siguiendo al rey,
que marchaba el primero, entraron en una gran sala, donde encontraron
servida una opípara cena que el ogro había hecho preparar para sus amigos,
que aquella noche debían ir a solazarse al castillo y que no se atrevieron
a entrar cuando supieron que el rey estaba allí.
El rey, encantado de las buenas cualidades del marqués, y viendo que
a su hija no le había sido indiferente, le dijo, después de haber bebido
cuatro o cinco copas de un excelente vino:
-Tendría mucho placer, amigo mío, si quisiérais ser mi yerno.
El hijo del molinero, haciendo grandes reverencias, aceptó la honrosa
proposición del rey, y pocos días después dio la mano de esposo a la joven
y bella princesa.
El gato fue todo un gran señor, y ya no corrió tras los ratones sino
por pura diversión.
Nunca se separó de su amo, y algunas veces le decía con tono grato:
-Ya veis como el ingenio y la industria valen más que todas las
herencias.
Aquel gato era un gran filósofo.

Los alumnos de quinto van a trabajar el cuento de Alibabá y los cuarenta ladrones. Para ir entrando en este maravilloso relato del fragmento de Las mil y una noche, te dejo esta pequeña recopilación de datos. Será interesante que primero leas el trascuento, luego podrás dar al audio.


 


Alí Babá y los cuarenta ladrones


Había una vez un señor que se llamaba Alí Babá y que tenía un hermano que se llamaba Kassim. Alí Babá era honesto, trabajador, bueno, leñador y pobre. Kassim era deshonesto, haragán, malo, usurero y rico.Alí Babá tenía una esposa, una hermosa criada que se llamaba Luz de la Noche, varios hijos fuertes y tres mulas. Kassim tenía una esposa y muy mala memoria, pues nunca se acordaba de visitar a sus parientes, ni siquiera para preguntarles si se encontraban bien o si necesitaban algo. En realidad no los visitaba para que no le salieran pidiendo algo.
Un día en que Alí Babá estaba en el bosque cortando leña oyó un ruido que se acercaba y que se parecía al ruido que hacen cuarenta caballos cuando galopan. Se asustó, pero como era curioso trepó a un árbol.
Espiando, vio que eran, efectivamente, cuarenta caballos. Sobre cada caballo venía un ladrón, y cada ladrón tenía una bolsa llena de monedas de oro, vasos de oro, collares de oro y más de mil rubiés, zafiros, ágatas y perlas. Delante de todos iba el jefe de los ladrones.
Los ladrones pasaron debajo de Alí Babá y sofrenaron frente a una gran roca que tenía, más o menos, como una cuadra de alto y que era completamente lisa. Entonces el jefe de los ladrones gritó a la roca: "¡Sésamo: ábrete!". Se oyó un trueno y la roca, como si fuera un sésamo, se abrió por el medio mientras Alí Babá casi se cae del árbol por la emoción. Los ladrones entraron por la abertura de la roca con caballo y todo, y una vez que estuvieron dentro el jefe gritó: "¡Sésamo: ciérrate!". Y la roca se cerró.
"Es indudable -pensó Alí Babá sin bajar del árbol- que esa roca completamente lisa es mágica y que las palabras pronunciadas por el jefe de los ladrones tienen el poder de abrirla. Pero más indudable todavía es que dentro de esa extraña roca tienen esos ladrones su escondite secreto donde guardan todo lo que roban." Y en seguida se oyó otra vez un gran trueno y la roca se abrió. Los ladrones salieron y el jefe gritó: "¡Sésamo: ciérrate!". La roca se cerró y los ladrones se alejaron a todo galope, seguramente para ir a robar en algún lado. Cuando se pedieron de vista, Alí Babá bajó del árbol.
"Yo también entraré en esa roca -pensó-. El asunto será ver si otra persona, pronunciando las palabras mágicas, puede abrirla." Entonces, con todas las fuerzas que tenía, gritó: "¡Sésamo: ábrete!". Y la roca se abrió.
Después de tardar lo que se tarda en parpadear, se lanzó por la puerta mágica y entró. Y una vez dentro se encontró con el tesoro más grande del mundo. "¡Sésamo: ciérrate!", dijo después. La roca se cerró con Alí Babá dentro y él, con toda tranquilidad, se ocupó de meter en una bolsa una buena cantidad de monedas de oro y rubiés. No demasiado: lo suficiente como para asegurarse la comida de un año y tres meses. Después dijo: "¡Sésamo ábrete!". La roca se abrió y Alí Babá salió con la bolsa al hombro. Dijo: "¡Sésamo: ciérrate!" y la roca se cerró y él volvió a su casa, cantando de alegría. Pero cuando su esposa lo vio entrar con la bolsa se puso a llorar.
-¿A quién le robaste eso? -gimió la mujer.
Y siguió llorando. Pero cuando Alí Babá le contó la verdadera historia, la mujer se puso a bailar con él.
-Nadie debe enterarse que tenemos este tesoro -dijo Alí Babá-, porque si alguien se entera querrá saber de dónde lo sacamos, y si le decimos de dónde lo sacamos querrá ir también él a esa roca mágica, y si va puede ser que los ladrones lo descubran, y si lo descubren terminarán por descubrirnos a nosotros. Y si nos descubren a nosotros nos cortarán la cabeza. Enterremos todo esto.
-Antes contemos cuántas monedas y piedras preciosas hay -dijo la mujer de Alí Babá.
-¿Y terminar dentro de diez años? ¡Nunca! -le contestó Alí Babá.
-Entonces pesaré todo esto. Así sabré, al menos aproximadamente, cuánto tenemos y cuánto podremos gastar -dijo la mujer.
Y agregó:
-Pediré prestada una balanza.
Desgraciadamente, la mujer de Alí Babá tuvo la mala idea de ir a la casa de Kassim y pedir prestada la balanza. Kassim no estaba en ese momento, pero sí su esposa.
-¿Y para qué quieres la balanza? -le preguntó la mujer de Kassim a la mujer de Alí Babá.
-Para pesar unos granos -contestó la mujer de Alí Babá.
"¡Qué raro! -pensó la mujer de Kassim-. Éstos no tienen ni para caerse muertos y ahora quieren una balanza para pesar granos. Eso sólo lo hacen los dueños de los grandes graneros o los ricos comerciantes que venden granos."
-¿Y qué clase de granos vas a pesar? - le preguntó la mujer de Kassim después de pensar lo que pensó.
-Pues granos... -le contestó la mujer de Alí Babá.
-Voy a prestarte la balanza -le dijo la mujer de Kassim.
Pero antes de prestársela, y con todo disimulo, la mujer de Kassim untó con grasa la base de la balanza.
"Algunos granos se pegarán en la grasa, y asi descubriré qué estuvieron pesando realmente", pensó la mujer de Kassim.
Alí Babá y su mujer pesaron todas las monedas y las piedras preciosas. Después devolvieron la balanza. Pero un rubí había quedado pegado a la grasa.
-De manera que éstos son los granos que estuvieron pesando -masculló la mujer de Kassim-
Se lo mostraré a mi marido.
Y cuando Kassim vio el rubí, casi se muere del disgusto.
Y él, que nunca se acordaba de visitar a Alí Babá, fue corriendo a buscarlo. Sin saludar a nadie, entró en la casa de su hermano en el mismo momento en que estaban por enterrar el tesoro.
-¡Sinvergüenzas! -gritó-. Ustedes siempre fueron unos pobres gatos. Díganme de dónde sacaron ese maravilloso tesoro si no quieren que los denuncie a la policía.
Y se puso a patalear de rabia. Alí Babá, resignado, comprendió que lo mejor sería contarle la verdad.
-Mañana mismo iré hasta esa roca y me traeré todo a mi casa -dijo Kassim cuando terminaron de explicarle.
A la mañana siguiente, Kassim estaba frente a la roca dispuesto a pronunciar las palabras mágicas.
Había llevado 12 mulas y 24 bolsas; tanto era lo que pensaba sacar.
-¿Qué era lo que tenía que decir? -se preguntó Kassim-. Ah, sí, ahora recuerdo... Y muy emocionado exclamó: "¡Sésamo: ábrete!".
La roca se abrió y Kassim entró. Después dijo "Sésamo: ciérrate", y la roca se cerró con él dentro.
Una hora estuvo Kassim parado frente a las montañas de moneda de oro y de piedras preciosas.
"Aunque tenga que venir todos los días -pensó-, no dejaré la más mínima cosa de valor que haya aquí. Me lo voy a llevar todo a mi casa." Y se puso a morder las monedas para ver si eran falsas. Después empezó a elegir entre las piedras preciosas. "Aunque me las llevaré todas, es mejor que empiece por las más grandes, no vaya a ser que por h o por b mañana no pueda venir y me quede sin las mejores." La elección le llevó unas cinco horas. Pero en ningún momento se sintió cansado. "Es el trabajo más hermoso que hice en mi vida. Gracias al tonto de mi hermano, me he convertido en el hombre más rico del mundo." Y cuando cargó las 24 bolsas se dispuso a partir.
-¿Qué era lo que tenía que decir? -se preguntó-. Ah, sí ahora recuerdo... Y muy emocionado dijo: "Alpiste: ábrete".
Pero la roca ni se movió.
-¡Alpiste: ábrete! -repitió Kassim.
Pero la roca no obedeció.
-Por Dios -dijo Kassim-, olvidé el nombre de la semilla. ¿Por qué no lo habré anotado en un papelito?
Y, desesperado, empezó a pronunciar el nombre de todas las semillas que recordaba: "Cebada: ábrete"; "Maíz: ábrete"; "Garbanzo: ábrete".
Al final, totalmente asustado, ya no sabía qué decir: "Zanahoria: ábrete"; "Coliflor: ábrete"; "Calabaza: ábrete".
Hasta que la roca se abrió. Pero no por Kassim sino por los cuarenta ladrones que regresaban. Y cuando vieron a Kassim, le cortaron la cabeza.
-¿Cómo habrá entrado aquí? -preguntó uno de los ladrones.
-Ya lo averiguaremos -dijo el jefe-. Ahora salgamos a robar otra vez.
Y se fueron a robar, después de dejar bien cerrada la roca.
Pero Alí Babá estaba preocupado porque Kassim no regresaba. Entonces fue a buscarlo a la roca.
Dijo "Sésamo: ábrete", y cuando entró vio a Kassim muerto. Llorando, se lo llevó a su casa para darle sepultura. Pero había un problema: ¿qué diría a los vecinos? Si contaba que Kassim había sido muerto por los ladrones se descubriría el secreto, y eso, ya lo sabemos, no convenía. -Digamos que murió de muerte natural -dijo Luz de la Noche.
¿Cómo vamos a decir eso? Nadie se muere sin cabeza -dijo Alí Babá.
-Yo lo resolveré -dijo Luz de la Noche, y fue a buscar a un zapatero.

Camina que camina, llegó a la casa del zapatero. "Zapatero -le dijo-, voy a vendarte los ojos y te llevaré a mi casa." "Eso nunca -le contestó el zapatero-. Si voy, iré con los ojos bien libres." "No", repuso Luz de la Noche. Y le dio una moneda de oro. "¿Y para qué quieres vendarme los ojos?", preguntó el zapatero. "Para que no veas adónde te llevo y no puedas decir a nadie dónde queda mi casa", dijo Luz de la Noche, y le dio otra moneda de oro. "¿Y qué tengo que hacer en tu casa?" preguntó el zapatero. "Coser a un muerto", le explicó Luz de la Noche. "Ah, no -dijo el zapatero-, eso sí que no", y tendió la mano para que Luz de la Noche le diera otra moneda.
-Está bien -dijo el zapatero después de recibir la moneda-, vamos a tu casa. Y fueron. El zapatero cosió la cabeza del muerto, uniéndola. Y todo lo hizo con los ojos vendados. Finalmente volvió a su casa acompañado por Luz de la Noche y allí se quitó la venda.
-No cuentes a nadie lo que hiciste -le advirtió Luz de la Noche.
Y se fue contenta, porque con su plan ya estaba todo resuelto. De manera que cuando los vecinos fueron informados que Kassim había muerto, nadie sospechó nada.
Y eso fue lo que pasó con Kassim, el malo, el haragán, el de mala memoria. Pero resulta que los ladrones volvieron a la roca y vieron que Kassim no estaba. Ninguno de los ladrones era muy inteligente que digamos, pero el jefe dijo:
-Si el muerto no está, quiere decir que alguien se lo llevó.
-Y si alguien se lo llevó, quiere decir que alguien salió de aquí llevándoselo -dijo otro ladrón.
-Pero si alguien salió de aquí llevándoselo, quiere decir que primero entró alguien que después se lo llevó -dijo el jefe de los ladrones.
-¿Pero cómo va a entrar alguien si para entrar tiene que pronunciar las palabras mágicas secretas, que por ser secretas nadie conoce? -dijo otro ladrón.
Después de cavilar hasta el anochecer, el jefe dijo:
-Quiere decir que si alguien salió llevándose a ese muerto, quiere decir que antes de salir entró, porque nadie puede salir de ningún lado si antes no entra. Quiere decir que el que entró pronunció las palabras secretas.
-¿Y eso qué quiere decir? -preguntaron los otros 39 ladrones.
-¡Quiere decir que alguien descubrió el secreto! -contestó el jefe.
-¿Y eso qué quiere decir? -preguntaron los 39.
-¡Que hay que cortarle la cabeza!
-¡Muy bien! ¡Cortémosela ahora mismo!
Y ya salían a cortarle la cabeza cuando el jefe dijo: "Primero tenemos que saber quién es el que descrubrió nuestro secreto. Uno de ustedes debe ir al pueblo y averiguarlo."
-Yo iré -dijo el ladrón número 39. (El número 40 era el jefe).
Cuando el ladrón número 39 llegó al pueblo, pasó frente al taller de un zapatero y entró. Dio la casualidad de que era el zapatero que ya sabemos.
-Zapatero -dijo el ladrón número 39-, estoy buscando a un muerto que se murió hace poco.¿No lo viste?
-¿Uno sin cabeza? - preguntó el zapatero.
-El mismo -dijo el ladrón número 39.
-No, no lo vi -dijo el zapatero.
-De mí no se ríe ningún zapatero -dijo el ladrón-. Bien sabes de quién hablo.
-Sí que sé, pero juro que no lo vi.
Y el zapatero le contó todo.
-Qué lástima -se lamentó el 39-, yo quería recompensarte con esta linda bolsita. Y le mostró una bolsita llena de moneditas de oro.
-Un momento -dijo el zapatero-, yo no vi nada, pero debes saber que los ciegos tienen muy desarrollados sus otros sentidos. Cuando me vendaron los ojos, súbitamente se me desarrolló el sentido del olfato. Creo que por el olor podría reconocer la casa a la que me llevaron.
Y agregó: "Véndame los ojos y sígueme. Me guiaré por mi nariz".
Así se hizo. Con su nariz al frente fue el zapatero oliendo todo. Detrás de él iba el ladrón número 39. Hasta que se pararon frente a una casa. "Es ésta -dijo el zapatero-. La reconozco por el olor de la leña que sale de ella."
-Muy bien -respondió el ladrón número 39-.
Haré una marca en la puerta para que pueda guiar a mis compañeros hasta aquí y cumplir nuestra venganza amparados por la oscuridad de la noche.
Y el ladrón hizo una cruz en la puerta. Después, ladrón y zapatero se fueron, cada cual por su camino. Pero Luz de la Noche había visto todo. Entonces salio a la calle y marcó la puerta de todas las casas con una cruz igual a la que había hecho el ladrón. Después se fue a dormir muy tranquila.
-Jefe -dijo el ladrón número 39 cuando volvió a la guarida secreta-, con ayuda de un zapatero descubrí la casa del que sabe nuestro secreto y ahora puedo conducirlos hasta ese lugar.
-¿Aun en la oscuridad de la noche? ¿No te equivocarás de casa? -preguntó el jefe.
-No. Porque marqué la puerta con una cruz.
-Vamos -dijeron todos.
Y blandiendo sus alfanjes se lanzaron a todo galope.
-Ésta es la casa -dijo el ladrón número 39 cuando llegaron a la primera puerta del pueblo.
-¿Cuál? -preguntó el jefe.
-La que tiene la cruz en la puerta.
-¡Todas tienen una cruz! ¿Cuántas puertas marcaste?
El ladrón número 39 casi se desmaya. Pero no tuvo tiempo porque el jefe, enfurecido, le cortó la cabeza. Y, sin pérdida de tiempo, ordenó el regreso. No querían levantar sospechas.
-Alguien tiene que volver al pueblo, hablar con ese zapatero y tratar de dar con la casa.
-Iré yo -dijo el ladrón número 38.
Y fue.
Y encontró la casa del zapatero. Y el zapatero se hizo vendar los ojos. Y le señaló la casa. Y el ladrón número 38 hizo una cruz en la puerta. Pero de color rojo y tan chiquita que apenas se veía. Después, zapatero y ladrón se fueron, cada cual por su camino.
Pero Luz de la Noche vio todo y repitió la estratagema anterior: en todas las puertas de la vecindad marcó una cruz roja, igual a la que había hecho el bandido.
-Jefe, ya encontré la casa y puedo guiarlos ahora mismo -dijo el ladrón número 38 cuando volvió a la roca mágica.
-¿No te confundirás? -dijo el jefe.
-No, porque hice una cruz muy pequeña, que solo yo sé cuál es.
Y los treinta y nueve ladrones salieron a todo galope.
-Esta es la casa -dijo el ladrón número 38 cuando llegaron a la primera puerta del pueblo.
-¿Cuál? -preguntó el jefe.
-La que tiene esa pequeña cruz colorada en la puerta.
-Todas tienen una pequeña cruz colorada en la puerta -dijo el jefe de los bandidos. Y le cortó la cabeza.
Después el jefe dijo: "Mañana hablaré yo con ese zapatero". Y ordenó el regreso. Al día siguiente el jefe de los ladrones buscó al zapatero. Y lo encontró. Y el zapatero se hizo vendar los ojos. Y lo guió. Y le mostró la casa. Pero el jefe no hizo ninguna cruz en la puerta ni otra señal. Lo que hizo fue quedarse durante diez minutos mirando bien la casa.
-Ahora soy capaz de reconocerla entre diez mil casas parecidas.
Y fue en busca de sus muchachos.
-Ladrones -les dijo-, para entrar en la casa del que descubrió nuestro secreto y cortarle la cabeza sin ningún problema, me disfrazaré de vendedor de aceite. En cada caballo cargaré dos tinas de aceite sin aceite. Cada uno de ustedes se esconderá en una tina y cuando yo dé la orden ustedes saldrán de la tina y mataremos al que descubrió nuestro secreto y a todos los que salgan a defenderlo.
-Muy bien -dijeron los ladrones.
Los caballos fueron cargados con las tinas y cada ladrón se metió en una de ellas. El jefe se disfrazó de vendedor de aceite y después tapó las tinas.
Esa tarde los 38 ladrones entraron en el pueblo. Todos los que los vieron entrar pensaban que se trataba de un vendedor que traía 37 tinas de aceite.
Llegaron a la casa de Alí Babá y el jefe de los ladrones pidió permiso para pasar.
-¿Quién eres? -preguntó Alí Babá.
-Un pacífico vendedor de aceite -dijo el jefe de los bandidos-. Lo único que te pido es albergue, para mí y para mis caballos.
-Adelante, pacífico vendedor -dijo Alí Babá.
Y les dio albergue. Y también comida, y dulces y licores. Pero el jefe de los ladrones lo único que quería era que llegara la noche para matar a Alí Babá y a toda su familia.
Y la noche llegó.
Pero resulta que hubo que encender las lámparas.
"Nos hemos quedado sin una gota de aceite -dijo Luz de la Noche-, y no puedo encender las lámparas. Por suerte hay en casa un vendedor de aceites; sacaré un poco de esas grandes tinas que él tiene."
Luz de la Noche tomó un pesado cucharón de cobre y fue hasta la primera tina y levantó la tapa. El ladrón que estaba adentro creyó que era su jefe que venía a buscarlo para lanzarse al ataque, y asomó la cabeza.
-¡Qué aceite más raro! -exclamó Luz de la Noche, y le dio con el cucharón en la cabeza.
El ladrón no se levantó más.
Luz de la Noche fue hasta la segunda tina y levantó la tapa, y otro ladrón asomó la cabeza, creyendo que era su jefe.
-Un aceite con turbantes -dijo Luz de la Noche.
Y le dio con el cucharón. El ladrón no se levantó más. Tina por tina recorrió Luz de la Noche, y en todas le pasó lo mismo. A ella y al que estaba adentro. Enojadísima, fue a buscar al vendedor de aceite, y blandiendo el cucharón le dijo:
-Es una vergüenza. No encontré ni una miserable gota de aceite en ninguna de sus tinas. ¿Con qué enciendo ahora mis lámparas?
Y le dio con el cucharón en la cabeza.
El jefe de los ladrones cayó redondo.
-¿Por qué tratas así a mis huéspedes? -preguntó Ali Babá.
Entonces Luz de la Noche quitó el disfraz al jefe de la banda y todo quedó aclarado. Como es de imaginar, los ladrones recibieron su merecido.
Y eso fue lo que pasó con ellos.
En cuanto a Alí Babá, dicen que al día siguiente fue a buscar algunas monedas de oro a la roca, y que cuando llegó no encontró nada: la roca había desaparecido, con tesoro y todo.
Pero ésta es una versión que ha comenzado a circular en estos días, y no se ha podido demostrar.




Te propongo que veas estas dos películas animadas.




Si te han gustado las anteriores te dejo este enlace de ésta otra figurativa. Haz clic en la figura.